Maxim Afanasiev, traductor de español en Ucrania: "¿Si me veo en el frente? Tengo una crisis existencial"
Maxim, traductor de español de 37 años que vive en una ciudad a 300 kilómetros de Kiev, y Abraham Canpomar, analista español de la selección ucraniana, explican en El Larguero cómo ha cambiado su día a día y cómo les afecta vivir con la guerra a las puertas de su ciudad
Abraham Canpomar con su familia y Maxim Afanasiev con su hijo
Madrid
Maxim Afanasiev es un traductor de español de 37 años que vive en Poltava, una ciudad a 300 kilómetros al sudeste de Kiev, con su mujer y su hijo de tres años. Su suegro, de 64, es un miliciano voluntario que vive en Donetsk y, sobre si se ve yendo al frente, dice que "ya le está dando vergüenza estar en su ciudad con su familia" y que la guerra provoca en la gente "una crisis existencial porque no saben quiénes son". Maxim explica en El Larguero cómo ha cambiado su día a día por la guerra en Ucrania y cómo está viviendo la situación con la guerra a las puertas de su ciudad.
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"Acaba de sonar la primera alarma. La recomendación es refugiarse en los cuartos de baño, los refugios que todavía siguen de la Segunda Guerra Mundial. Tengo un hijo de 3 años y hoy ha sido la primera vez que le hemos tenido que explicar qué es lo que está pasando. Su abuelo está en otra ciudad, Donetsk. Y que por qué no podemos verlo, por qué no puede venir. Le hemos explicado que estamos en guerra y que nos han quitado ese territorio".
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"Hemos bajado a comprar, el jueves fuimos a comprar, pero solo lo básico. En la ciudad no hay pánico, ya se puede pagar con tarjeta, pero el primer día no se pudo. En la ciudad se nota un silencio expectante: de algunos que se encogen a la espera de un mazazo. Saben que a 300 kilómetros se están muriendo. Parece que estamos llevando una vida normal: hay niños por las calles, la gente pasea... Pero sabemos que la gente está muriendo a destajo".
"Mi suegro, que tiene 64 años, es un miliciano voluntario. Participó en la guerra de Donetsk. Con 60 años se fue al frente porque quiso él. Luego volvió y estaba disfrutando su vida de jubilado con su nieto, pero ahora pasa esto y se va a una brigada de defensa regional. Se están formando con personas de 60, 64 años. Él no nos lo ha explicado porque de esto no se habla. Le dijo a mi suegra que bajaba al garaje y nos hemos enterado de que no ha dormido en casa. ¿Si me veo en el frente? No creo que esté en la edad para que me llamen por ahora, pero ya me está dando vergüenza estar aquí con los míos. Es una crisis de autoidentificación, una crisis existencial. La gente de mi edad no sabemos qué somos".
"Quisiera ayudar a Ucrania, pero primero soy responsable por la vida de mis hijas"
Abraham Canpomar es analista de la selección ucraniana de fútbol. Es español, aunque lleva viviendo en Kiev cerca de 20 años y acabo de llegar a Hungría tras 72 horas de viaje.
"Te vas de país sabiendo que está en una situación complicada, pero nunca pensando que te despiertas con explosiones""Me acosté el miércoles sin pensar que empezaría la guerra. Quisiera ayudar a Ucrania, pero primero soy responsable por la vida de mis hijas. Me llamó mi hermano y me explicó lo que pasaba. A las 11 empezamos a oír bombardeos cerca y decidimos salir. Quisiera ayudar a Ucrania, pero primero soy responsable por la vida de mis hijas".
"Cuando veo esas bombas me digo: 'Tengo que salir'. Para salir de Kiev tardamos 3 horas en coche, salimos todos en masa. "Estuve 12 horas al volante sin parar para hacer solo 300km. El jueves por la noche bombardearon el aeropuerto de Rivne. Estábamos durmiendo a solo 4 km. Hoy en día no hay ciudad que esté fuera del alcance de lo que está haciendo ese país... Del acto terrorista contra la vida humana. No tiene ni pies ni cabeza".