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LEVANTE UD - OPINIÓN

Miñambres recupera el ADN granota

La llegada del director deportivo y su incidencia en el vestuario coincide con el mejor momento de la temporada del Levante

Quico Catalán saluda a Felipe Miñambres en su presentación

Valencia

El 'efecto Miñambres' va mucho más allá de los siete puntos sobre nueve posibles que el Levante ha firmado desde que el nuevo director deportivo tomó posesión de su cargo y la Cadena SER desvelase sus continuas visitas al vestuario granota para motivar e instruir a una plantilla que había arrojado la toalla desde hacía varias semanas.

Lo más urgente pasaba por un plan de choque que tuviese su incidencia inmediata en la clasificación y reconectase a los jugadores con su categoría. Lo más difícil ya se ha conseguido porque era muy complicado recuperar mentalmente al equipo tras una dinámica infame y dotarle de una identidad que había perdido a lo largo de los últimos meses.

La trabajada victoria en el Metropolitano sirvió de guía para que Alessio Lisci asentase la estructura de una defensa de tres centrales liderada por Martín Cáceres, que le ha dado jerarquía y orden. El equipo ha dejado de ser vulnerable desde el instante en el que su zaga se ha compactado y no concede metros a su espalda.

Miramón y Son han demostrado que son mejores carrileros cuando sorprenden al espacio, que si se posicionan como laterales. Gracias a su potencia están consiguiendo una doble solución táctica, para que De Frutos y Morales pueden aparecer por pasillos interiores o convertirse en segundos delanteros en función de lo que requiera la acción.

La zaga se siente mucho más segura por la figura de un doble pivote de músculo con un gran Pepelu, que empasta mejor con Melero que con Malsa y que obliga a los rivales a abusar de centros laterales que son repelidos por Duarte y Rober Pier.

El joven canterano se ha adueñado de la parcela ancha y es el primero en lanzar rápidos contragolpes sin que el esférico transite durante mucho tiempo por la medular para evitar pérdidas innecesarias. Velocidad y eficacia en la ejecución sin abusar de la elaboración. Nada que no hayamos visto por Orriols en tiempos de JIM con Iborra, Barkero y Koné para terminar metiéndonos en Europa.

Y arriba con la pegada de Roger Martí, que es la perseverancia invisible que cualquier equipo querría tener y dos puñales como De Frutos y Morales las llegadas al área rival están aseguradas.

Quedan 36 puntos en juego, 12 partidos y este Levante es muy distinto en lo anímico y fundamentalmente en lo futbolístico. Ha logrado más puntos en tres jornadas que el Alavés desde la llegada de Mendilibar o desde que Sergio González firmó en el Cádiz. No sé si al equipo de Lisci le va a alcanzar para salvarse, pero verle competir a este nivel desde la llegada de Miñambres va a generar un clima de entusiasmo que hacía mucho tiempo que no sé respiraba por el Ciutat de Valencia.

José Manuel Alemán

Redactor de Deportes en Radio Valencia

 
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