¿Cuánto lleva escuchando bombas en su propia conciencia?

Madrid

Por desgracia el siglo XXI, vestido con sus ropas nuevas, se ha empeñado en recordarnos lo peor del siglo XX. Por desgracia, lo peor del siglo XX viene de lejos y está en nuestros corazones. Si usted, que me está oyendo, ve con normalidad que se coloquen banderas patrióticas en los balcones de su calle, como si una identidad fuese una propiedad particular, orgullosa de afirmarse en el desprecio a los que no se visten con el mismo uniforme. Si usted se ha acostumbrado en pie de guerra a leer comentarios obsesivos en las redes sociales, mensajes que insultan y mienten y llaman al odio y hacen la caricatura de cualquier persona o grupo de personas para apuntar con palabras al corazón de la convivencia.

Si usted no se escandaliza de que esa dinámica de bulos y odios haya pasado a la información, en algunas nuevas o viejas cabeceras en busca de impactos con una ruidosa falta de vergüenza. Si usted ha dejado de asustarse al ver a un político con cara de talibán recuperando el espíritu del todo por la patria, devorando la democracia y convenciendo a la gente de que todos los políticos son lo mismo y que hace falta mano dura para poner orden en el imperio secular de las soberbias nacionales, usted está de enhorabuena: ya tiene un verdadero líder mundial.

El Zar Putin ha venido a darle la razón, acabando de una vez con los deseos de paz en el orden nacional e internacional. Es buen momento para que se pregunte cuánto tiempo lleva usted escuchando bombas en su propia conciencia.