Gol del San Antonio

Confieso que no me gusta el fútbol de estos días tan mediático y virtual. Me niego a sentarme delante de la tele cuándo puedo ir al Mediterráneo para ver al Almería. No vengo del fútbol de hoy al que aplaudo su evolución pero lo mío es otra cosa.

La muerte de Paco Pérez me ha despertado el apetito por ese fútbol de barrio. De aquellos desafíos. De quitarle horas al estudio obligado para ir al Campo del Seminario. Nunca sabré por qué muté del Plus Ultra a Los Molinos, luego al Pavía y acabé en el San Antonio.

Por la mañana fútbol modesto y a la tarde al Estadio de La Falange o al Franco Navarro, pasados los años. Aquello era vida. Aquello era fútbol. Tocar a los jugadores, saludar a Paco Pérez siempre educado y correcto, ver llegar a los equipos rivales con la hora justa...

Mis estudios

Todavía hoy me pregunto como trabajando a jornada completa en SAVERES entre vehículos Mercedes pude hacer 5 años de carrera por la noche. Igual fue la organización que tenía montada a base de estudio y fútbol. Mi tío Juan me marcaba al hombre si bajaba de notable en la Escuela de Maestría.

Despertaba a la familia los domingos que el San Antonio jugaba en casa y me ponía a estudiar hasta las diez de la mañana que salía para el Campo del Seminario. Muchas veces entraba con los jugadores y era el primero en pasar por la taquilla.

Mientras empezaba el partido repasaba mentalmente los temas de la tarde noche a la vuelta del Estadio de La Falange cuando el Almería jugaba a las cuatro y media de la tarde. Los partidos del San Antonio fortalecían mis estudios. Nunca bajé el nivel.

Mis jugadores

No quiero nombrar a uno solo de aquellos jugadores porque sería injusto dejar a uno fuera pero había titulares y suplentes que cuando se ponían esa camiseta amarilla y el pantalón azul atendían a Paco Pérez que parecía que iba a Misa: siempre bien vestido y elegante.

No había broncas y los partidos eran nobles con jugadores que en su mayoría (como yo) trabajaban o estudiaban y el fútbol era por pura pasión. Todo era cercano y los partidos eran eternos porque había un antes y un después: todos juntos.

Respeto

Si algo aprendí de Paco Pérez y más aún sus jugadores, fue el respeto y la educación. Con Paco Pérez no valía todo. Jamás. El contrario era siempre respetado dentro y fuera del campo porque la afición del San Antonio era numerosa y respetuosa con el rival.

Paco Pérez perdió mucho dinero dejando pasar ofertas por salir a entrenar a la provincia. No valía cualquier proyecto. Pérez, tenía una filosofía de fútbol y el jugador primero era persona. Ganar era importante tanto como estar a gusto en el club.

Aprendí mucho del San Antonio cuando mi vida no tenía tiempo libre: trabajo, estudio y fútbol, por este orden.

En SAVERES me hice un hombre, los estudios me dieron una buena formación. Y el fútbol y luego el deporte en general lo que ha sido mi medio de vida. Nunca sentado al sol en la tribuna del Seminario me podía imaginar que iba a escribir esto en LA VOZ DE ALMERÍA.

Por cierto, en SAVERES, cuando empecé a trabajar en agosto de 1975 ya estaban suscritos a LA VOZ DE ALMERÍA. Le leía gratis todos los días.

Para Paco Pérez y mis niños del San Antonio así en la tierra como en el Cielo.