Casado cosecha lo que sembró en el PP vasco

Pablo Casado se ha despedido de los suyos con un lamento: “no me merezco el trato recibido”. Las puñaladas, a escala Julio César, está claro que nadie. Pero Casado se ha ganado a pulso la respuesta de los suyos, por lo menos en Euskadi.

Casado no fue la opción de los populares vascos en las primarias. Casi todos eran sorayistas moderados. Su discurso escorado a la derecha no gustaba y, tras la debacle de las generales del 19, Alonso pidió públicamente una refundación del partido. Sí. Alfonso Alonso presidía el PP vasco y Borja Sémper, el de Gipuzkoa. Pero Casado les impuso los cabezas de lista sin consultar. No les defendió tampoco cuando Álvarez de Toledo les acusó de "tibios con el nacionalismo". Al final, Sémper se largó. Y al vitoriano le cobró la discrepancia en las autonómicas. Le sacrificó por una coalición con Ciudadanos que ha resultado ruinosa y designó como candidato a Iturgaiz, cuando las bases ya habían elegido a Alonso.

Casado, al que tanto le gusta el campo, debería conocer que lo que siembras, cosecharás. En el PP vasco no ha dejado quién le llore. En teoría, alguno debería. Pero ya saben, "cuando estés en la cima tus amigos te conocerán; cuando estés abajo, los conocerás tú a ellos".