Máquina de matar, pero aislada y paria

Barcelona

Putin es una máquina de matar. En una semana, ya ha asesinado a 2.000 civiles ucranianos; ¡menuda manera de liberarlos! Y ha provocado la muerte de 500 soldados rusos. Amenaza con endurecer su actuación. Querrá decir multiplicarla. Porque no hay muchas cosas más duras que enviar a paracaidistas a bombardear un hospital y destruir viviendas de familias. O que expresar el propósito ilegal de "llenar las prisiones rusas" con todos sus conciudadanos que disientan.

Pero el expolicía ya paga caros sus delitos. Será cruel y poderoso, sí, pero cada vez más aislado. Es un paria. La resistencia y las sanciones contra él ya no son solo cosa de Occidente. Los demócratas rusos se lanzan a la calle. La Asamblea General de la ONU lo condena. El Parlamento Europeo, en términos muy duros. El Congreso español, con una unidad que habíamos olvidado. Deportistas, artistas e intelectuales se movilizan. Los amigos oligarcas empiezan a desertar. El fiscal del Tribunal Penal Internacional propone procesarle. Y casi un millón de refugiados ucranianos que han salido de su país mantendrán la voz, y el altavoz de sus libertades atacadas, por si al compás del tiempo y las bombas se nos ocurriese olvidarlos.

Escucha todas las miradas de Xavier Vidal-Folch