La rusofobia llega a Canarias: acoso en los colegios y temor en los negocios

Santa Cruz de Tenerife

La comunidad rusa en Tenerife es muy amplia, especialmente en el sur de la isla. Sus calles están llenas de referencias al país más grande del mundo, como la Avenida de Moscú, en Adeje. Existen centros comerciales como el AquaMall, donde trabajan una importantísima comunidad de personas del Este e incluso hay un templo ortodoxo que luce espectacularmente en la zona de La Enramada, en La Caleta de Adeje. También tienen una enorme presencia en el sector inmobiliario. En los colegios, no obstante, la comunidad rusa también es muy importante. Se calcula que en Tenerife hay alrededor de 20.000 rusoparlantes de diferentes nacionalidades, muchos de ellos pertenecen a las antiguas repúblicas soviéticas del cinturón de influencia de Rusia: Moldavia, Ucrania, Bielorrusia y Letonia, entre otras.

"Estamos muy acostumbrados a trabajar, convivir y lidiar en el día a día con personas de todas las nacionalidades", explica Patricia Cambreleng, directora del colegio Luther King del sur de Tenerife. En este colegio la comunidad rusa ha detectado uno de los primeros casos en los que un niño ruso ha recibido comentarios hirientes por parte de otro alumno. La directora del Luther King, aunque no tiene conocimiento exacto del caso que denunció la comunidad rusa en la SER, advierte de que es totalmente posible por el número de alumnos y su diversidad. "¿Es posible que haya pasado ahora? No digo que no, pero si es verdad que ha habido a veces casos parecidos sin que haya estallado la guerra. Ellos están aquí muchas horas, porque nuestra jornada es de mañana y de tarde, y trabajamos con ellos y coeducamos junto a la familia para que este tipo de situaciones no se den. Y si se dan, corregirlas en el momento", explica Cambreleng.

"A mi hijo le preguntaron sus compañeros en clase si era ruso, como si fuera malo", explica una ciudadana lituania que lleva años en Tenerife

En la mayoría de los casos las personas que lo han sufrido prefieren no hablar para preservar su seguridad, pero la comunidad rusoparlante está viviendo los primeros casos de acoso en los colegios. Al hijo de Milda, de origen lituano y afincada en Tenerife durante décadas, le preguntan de manera insistente si es rusa, "yo soy canaria", responde la niña, que le cuenta a su madre con preocupación la situación que está viviendo en el colegio. Para comprender la dimensión de presión que llegan a soportar, su marido le ha llegado a pedir a ella y a su hija que hablen en español en la calle o en el supermercado, por miedo a que sufran algún tipo de agresión. Aunque no se han registrado agresiones, el clima de tensión se respira en una de las comunidades más nutridas de ciudadanos de Europa del Este de todo el archipiélago.

"Soy moldava y prefiero no acercarme a las manifestaciones, tengo miedo", dice una joven de Adeje que teme que se produzcan conflictos con sus vecinos ucranianos en la tensión de las manifestaciones

Las primeras manifestaciones convocadas en Adeje por la comunidad ucraniana en contra de la guerra suscitaron la presencia de algunos europeos del este que se sumaron en apoyo a los ucranianos que pedían la paz. Sin embargo, no son pocos lo que temen acercarse. "Soy moldava y me he escondido un poco por si acaso", dice Nina, una de las trabajadoras de la calle donde se convocó la primera manifestación a favor de la paz. "La gente se ha vuelto loca insultandose unos a otros", explica Olga Shuvalova, miembro de la comunidad rusa en Tenerife. "El odio provoca más odio y la violencia más violencia, estamos en un sitio muy pequeño y tenemos que aprender a convivir con diferentes puntos de vista", añade. Shuvalova recuerda que han llegado a aparecer llamamientos en Facebook para ocupar y quemar casas de rusos. "La gente que ayer tomaba café contigo hoy te está insultando y te pide que digas públicamente que te da vergüenza ser ruso: esto es increíble y me recuerda a las purgas de Stalin, cuando obliganan a los hijos a renegar de sus padres porque eran enemigos del pueblo", concluye.