Rosario Miñarro, amazona: "Monto a caballo desde que tengo uso de razón"

LORCA

Con motivo del Día Internacional de la Mujer que se conmemora este 8 de marzo, en Hoy por Hoy Lorca seguimos haciendo un guiño a las mujeres lorquinas que se dedican a oficios menos comunes, o que la sociedad todavía, asocia a los "hombres". Un ejemplo de ello es el mundo ecuestre.

Rosario Miñarro es una amazona lorquina que lleva montando a caballo 28 años. "Monto a caballo desde que tengo uso de razón", ha relatado a Radio Lorca quien ha recordado que ella se inició en este mundo desde bien pequeñica. Su padre, intentó que sus dos hermanos se aficionaran al mundo ecuestre pero no tuvo éxito y con Rosario ni lo intentó. Sin embargo, ella si se interesó y estaba deseando terminar el colegio para irse al club épico.

"Es un trabajo complicado porque los animales no entienden de festivos ni horarios. No es un mundo fácil", comenta Miñarro quien ha salido muchos años en las cuadrigas del Paso Azul de los desfiles bíblico pasionales de la Semana Santa lorquina. "Cuando mi madre cedió a que saliese en los desfiles tenía 12 años. Si por mi fuera hubiera salido antes".

Sobre si cree que todavía este sector se asocia a los jinetes y hay menos mujeres, Miñarro ha indicado que es un "mundo de hombres" pero que en los últimos años las mujeres van teniendo más reconocimiento.

Faltan amazonas en Lorca

"Es una afición compleja porque requiere de tener un animal y es peligroso. No todo depende del sector humano. El miedo puede influir para que muchas chicas no se animen a montar a caballo", ha explicado Rosario quien sabe que es un miedo "lógico".

Rosario Miñarro ha salido en las procesiones de la Semana Santa de Lorca desde los 12 años y ha salido montando a caballo, en la siga, e incluso en las cuadrigas. " Hay momentos en los que se pasa un poco mal pero vale la pena.

Por más años que pasen, el momento de montar caballo y salir en las procesiones "siempre es emocionante. Los nervios siempre están ahí", expresa esta caballista quien no duda en animar a las lorquinas a probar esta afición que termina convirtiéndose en una pasión.