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Alice Guy, la pionera del cine olvidada que se adelantó a lo 'trans' y al 'Black lives matter'

El profesor, escritor y crítico literario Juan Laborda publica 'Alice Guy, en el centro del vacío hay otra fiesta', una reivindicación de su figura como creadora que llega a las librerías antes del 8M

La cineasta Alice Guy

La cineasta Alice Guy

Durante décadas hemos estudiado a los padres de la Constitución, pero nada sabemos de las madres, aquellas mujeres que también trabajaron por sembrar el marco de la democracia parlamentaria en España. Conocemos al dedillo a los poetas de la Generación del 27, pero a penas podemos mencionar a un par de escritoras o pintoras que contribuyeron a ensalzar la cultura española durante la Segunda República. Sabemos que Lumière inventó el cine, que Edison también tuvo algo que ver con ello y que Méliès fue el gran creador en los inicios del séptimo arte. Apenas sabemos que hubo mujeres que dirigieron películas en esos primeros años y que incluso rompieron todos los moldes.

Alice Guy Blanché fue la pionera del cine por excencia. Un fantasma, como dice el profesor y escritor Juan Laborda que acaba de publicar el ensayo 'Alice Guy, en el centro del vacío hay otra fiesta', una reivindicación de su figura como mujer cineasta y como creadora rupturista en una época en la que todo estaba por inventar. Nació en Saint-Mandé, París, en 1873. Estudió mecanografía y taquigrafía. Gracias a ello entró en 1894 en la empresa de Léon Gaumont como secretaria. Sería el comienzo de su carrera como directora, que la llevó a Estados Unidos, donde fundó su propia productora.

¿Cómo descubres a Alice Guy y cómo empiezas con este ensayo?

La descubrí por una casualidad. Soy docente, enseño cultura audiovisual en secundaria. Y una mañana una alumna se me acerca y me dice que hay una pionera del cine que es de origen francés que lo he escuchado en la radio. Y me puse a tirar del hilo, se convirtió en una obsesión y no he parado de buscar e investigar hasta este ensayo.

Alice Guy fue un espectro, dices para mostrar que ha sdo una pionera del cine olvidada, ¿por qué se le arrinconó?

Fue una especie de mutismo que sucede después de un hecho prodigioso. Fue una pionera de pleno derecho, los manuales de cine la han tratado mal, la historia la ha tratado mal. De hecho, el manual de Román Gubern decía que era una secretaria de Gaumont, cosa que es cierta, porque empezó como secretaria pero no se hacía referencia a todo su trabajo como cineasta. Ella acabó mal con Gaumont y la borró de los anales de la empresa. Hubo una damnatio memoriae. También influyó que ella se fue a Estados Unidos y creó allí una productora y parte de su obra está muy diseminada. Tenemos un problema añadido y es que no sabemos muchas obras si son suyas o no. Era como una especie de taller renacentista con muchas personas haciendo películas a la vez. Así que seguro que hay muchas películas que creemos que son de otros y son de ella. También el hecho de ser mujer creadora ha influido en ello.

¿Cómo fue su entrada en el mundo del cine?

Ella avanzó muy rápido en el cine. Es pionera porque la contrató Gaumont como secretaria y luego como productora para hacer los famosos cronofonógrafos, fue un intento fallido de hacer simultáneo sonido e imagen. Aquello fracasó pero ella siguió rodando. Hacía de todo, buscaba actores, actrices, guion, ponía las cámaras. Los hombres, como Meliès y los Lumière lo hacían también, pero hemos olvidado su figura. Era muy difícil hacer cine como mujer en esa época en la que ni siquiera tenía derecho a voto. Era una obra muy distinta y original y a veces hasta más adelantada que la del propio Meliès.

Tiene una obra abundante aunque se conserve poco, ¿Podrían aparecer nuevas obras de ella en trasteros, rastros y demás?

Es muy probable que aparezcan nuevas. La obra se calcula que puede tener más de mil títulos breves. Algunas están en colecciones privadas, otros en el London Film Institute. Hoy tenemos una ventaja y es que las redes nos permiten una especie de justifica poética a golpe de click. Se pueden ver online sus cortos y ojalá dentro de unos años haya todavía más.

En esa obra destacas títulos donde se ve la sensibilidad que tenía por el papel de la mujer en el mundo, como El hada de las coles

El hada de las coles es un icono de la historia del cine que está a la altura de la luna de Méliès. Fue una obra que hizo en ese periodo de experimentación. Tiene algunas novedades, la primera es que la mujer es la protagonista. Eso no había ocurrido nunca. Es un corto de un minuto donde este hada va sacando a los niños que lloran de las coles. Es una leyenda literaria francesa, ellos dicen que los niños vienen de las coles y nosotros que vienen de París. La importancia está en que ha sido referente en el cine, un referente que hemos obviado. Está en Amanece que no es poco de Cuerda, también en Milagro en Mián. Ella sembró algo que todavía estamos recogiendo.

Y además de a Cuerda o a De Sica, también influyó a directoras, como la francesa Agnès Varda...

Agnès Varda necesita también que hablemos sobre ella. En El espigador y las espigadoras habla de figuras del periodo de los pioneros que son desconocidas para nosotros. En esa película además habla de una sociedad llena de consumo y cómo los espigadores recogen las cosas que se tiran, las patatas por ejemplo. Es un homenaje clarísimo a Alcie Guy. Además, Varda ha investigado sobre las pioneras y los orígenes del cine y podríamos decir que hay un arco entre ellas.

¿También hay un cuestionamiento de la autoridad en sus relatos cinematográficos?

Ella fue tremendamente irreverente y comprometida políticamente. Es una especie de esa idea de Godard de que el lugar donde colocas la cámara es una decisión moral, no estética. Ella eso lo hizo con claras intenciones. En El hada de las coles usa a una mujer en el centro. En Una heroína de cuatro años coloca a una niña que toma la iniciativa y se escapa de su casa y luego frustra un ataque de unos apaches, dándole un papel de mujer empoderada. En Las barricadas, una película breve donde hay tensión en las calles, una mujer consigue que no fusilen a su hijo. En Una mujer pegajosa, consigue que un hombre sea castigado. Y por supuesto, Consecuencias del feminismo, una distopía donde dibuja lo que podría haber sido el mundo si las mujeres lo gobernaran. Estaba montando un espejo deformado con los abusos que cometían los hombres. Es casi una llamada a las barricadas, porque al final esos hombres oprimidos se revelan.

Una de las cosas sorprendentes de su filmografía es que habla de la identidad de género, ¿lo hace de un modo consciente, porque estamos hablando de finales del siglo XIX?

Las intenciones de los autores, no las conocemos, pero sí los fragmentos que nos ha dejado y la cuestión de género está presente. Ella traviste a sus personajes y los convierte en otro género, creando un debate interesantísimo. En La salida de Pierret todos los personajes están representados por mujeres pero vestidas como hombres. Al final hay hasta un beso lésbico, que seguramente será el primero. Es un juego que le interesa mucho porque ella reflexiona sobre los géneros y los roles que la sociedad ha dado a cada uno de los géneros. Ella fue muy crítica con el papel del hombre, con el ejército, con la Iglesia.

Otra de las cosas en las que rompe moldes es la representación de la población afroamericana, es la primera directora en contratar actores negros, ¿Cómo llega a este punto?

Es el Black Lives Matter pero a comienzos del siglo XX. Eso fue en Estados Unidos, donde ella montó una productora y creó con muchísima libertad. Su capacidad narrativa es mayor y uno de los cortos que rodó todos los miembros del plantel de actores eran negros. Llama la atención porque en 1927 cuando se hizo la simultaneidad de sonido con El cantor de jazz era un actor pintado de negro. Ella tuvo la valentía de saltarse esta normativa social estricta y hacer un corto con población negra.

Además de todas las reivindicaciones políticas su cine era entretenido y divertido, al menos eso explicas en el ensayo

Invito a que vayan a ver los cortos de Alice Guy son muy entretenidos y divertidos. Hay un mérito porque cuando ella empieza no habían referentes cinematográficos. Ella era hija de un librero, tuvo formación clásica y supo llevar la forma de narrar del teatro, al cine. Lo consigue. Cuenta mucho en muy poco. Todas son muy cortas y es muy sintética, que es lo que hacen los maestros del cine.

Eres profesor en Secundaria de Cultura Audiovisual, ¿Qué tal se llevan los adolescentes con la obra de Guy?

Lanzo una reivindicación que en los programas de cine ni en los de ninguna asignatura hay referencias a la cuestión de género. Es lo que pedimos muchos docentes para llegar a hablar de las pioneras. Yo he colocado a Alice Guy en la parte de los pioneros. Tenía dudas porque pensaba que los chavales igual no entraban bien. Pero cuando les cuentas todo, les explicas y pones los cortos, les encantan y se emocionan. Esa es la magia del cine.

¿Qué deben hacer las instituciones para que la figura de Alice Guy crezca en este momento de redes sociales?

Le debemos desde luego un homenaje evidente. Lo primero sería meterla en los programas de estudio, después que aparezcan contextualizadas en los manuales de historia y por último que se vea su obra.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 

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