No está todo perdido

Córdoba

Dos hechos aparentemente inconexos nos anuncian esta semana que no todo está perdido.

Primero: seis voluntarios limpian los graffitis de las farolas del Puente Romano armados con raspadores y disolvente. No cobran. No cumplen condena. No esperan la vida eterna. No quieren que se les reconozca su gesto con el nombre de una plaza. Ni siquiera de una rotonda. Simplemente son ciudadanos comprometidos con su ciudad.

Segundo: la presión de los vecinos de la Axerquía logra que una conocida gran superficie retire seis paneles publicitarios de la Calle de la Feria. No eran unos carteles cualquiera. Eran una patada en el culo del casco histórico y además color verde chicle.

En la vida puedes hacer dos cosas: sentarte a despotricar del mundo y despellejar al gobierno de turno o mover el trasero para intentar mejorar la realidad que nos rodea. Con el debido permiso, eso sí, de la pandemia y del zar de Rusia.