Tres generaciones de la familia Salmerón, Gatapardas de El Faro

Madrid

Esta noche no hemos tenido a una 'Gataparda', sino a tres: a Julita Salmerón, a su hija Paloma García-Cabanes y a su nieta Mariam Garcés. Tres mujeres que conocimos en la película-documental 'Muchos hijos, un mono y un castillo', de Gustavo Salmerón, y que esta madrugada, en la que hemos hecho un homenaje a las abuelas en El Faro, se han sentado junto a Mara Torres para contarnos cómo han cambiado las cosas en su familia en los últimos 80 años.

Uno de los primeros temas que han puesto sobre la mesa ha sido el de la maternidad, ya que uno de los tres deseos de Julita era tener muchos hijos. Ella tuvo seis, su hija dos y Mariam ni siquiera contempla, por el momento, ser madre. Es una de las cosas que han cambiado, y mucho, con el paso de los años.

Una de las obsesiones de Julita, que ha trabajado como maestra durante 40 años, era que sus hijos estudiasen: "Quería que tuviesen una carera, dos carreras, que estudiaran música, que hicieran de todo. Era una ansiedad tremenda". A lo que Paloma ha respondido: "Mis padres eran muy pesados, eran estrictos en los horarios y teníamos clases hasta la noche. Yo con mis hijos no he sido así, más que nada porque no los he podido controlar. Ellos han estudiado porque han querido".

El paradigma ha cambiado mucho también en cuestiones amorosas. Julita, aunque el otro día dijo en Instagram que se ha vuelto un poco lesbiana, está orgullosa de cumplir en junio 60 años de matrimonio con Antonio. Algo que Mariam envidia, pero desde la admiración: "Me da envidia la relación tan bonita que tienen mis abuelos, pero no imagino que me pueda pasar a mí". Un pequeño debate que ha abierto camino para hablar del poliamor.

Ellas, como sabréis los que habéis visto el documental, ya no viven en el castillo que compraron con la herencia que recibió Julita, pero sí viven todas juntas en una casa. Hicieron una gran limpieza cuando hicieron la mudanza, pero aun así siguen guardando muchos recuerdos materiales (flores de plástico, santos, todo tipo de cruces, antigüedades). Mariam cree que su abuela "no tiene mucho criterio" a la hora de seleccionar los objetos que tiene que guardar y los que debería tirar, así que han llegado a un acuerdo: quitar cada día de una cosa.

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Y ya para terminar, Mara le ha preguntado a cada una de ellas qué sueños tenían por cumplir. A Mariam le gustaría tener una vida tan feliz como la de su abuela, Paloma quiere hacer un viaje largo con sus padres y Julita tiene la ilusión de pasar unos días en la cárcel, pero al ser posible sin tener que cometer un delito.