¿Saldrá Margot esta noche del hotel? El Alhambra Palace de Granada, destino y motivo del viaje

Granada

Los motivos son inagotables. Ubicación, vistas, ostentación, gastronomía. El Alhambra Palace de Granada es todo eso y es también historia y leyenda, oráculo de viajeros que llegan atraídos por el hotel como fin y destino de su viaje. Es uno de esos pocos hoteles en el mundo que motivan desplazamientos de miles de kilómetros sólo por habitar intramuros unos pocos días.

El gran hotel granadino forma parte del exclusivo catálogo de la web signaturetravelnetwork.com que ofrece experiencias de ensueño únicas y privilegios exclusivos para sus clientes. Además de viajes organizados de altos vuelos y de experiencias extremas, también muestra una selección de hoteles que representan en sí mismo un destino para su viaje.

Inspirado en la muralla de Ávila y la Torre del Oro de Sevilla, el Alhambra Palace fue inaugurado por Alfonso XIII en 1910 como símbolo de la prosperidad de Granada, y también como consecuencia del impulso de los viajeros románticos, que señalaron a la ciudad como cautivadora fuente de inspiración. Todo ello motivó que el aristócrata Julio Quesada Cañaveral, duque de San Pedro de Galatino y señor de Láchar, diputado en Cortes y amigo del Rey, impulsara la construcción de uno de los primeros hoteles de lujo de España, que nació también como casino.

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El hotel Alhambra Palace se nutre fundamentalmente -así era antes de marzo de 2020- del denominado turismo de larga distancia, que llega de Australia, Japón, China y Estados Unidos. "Muchos de ellos vienen atraídos por el hotel, simplemente por el hotel", explica Ignacio Durán, el director comercial del establecimiento, que casi entre dientes confiesa que "es muy difícil de entender que haya quien venga a Granada y no conozca mucho sobre la ciudad, pero es así". Se trata de viajeros que llegan en busca de una experiencia sensorial, de vista y oído, de gusto y de tacto.

Y no salen del hotel, o apenas lo hacen. Se sumergen en una madrugada con Maradona, en una partitura de Falla, en una poesía de Federico. Toman una copa con Rock Hudson o Lauren Bacall; imaginan que interpretan a Orson Wells o Marcello Mastroianni; que dialogan con Cantinflas asomados a la terraza; que espían confidencias de Charles de Gaulle. Que acarician la guitarra de Paco de Lucía.

Luego, por si acaso, después de todos ellos, está Granada.