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El ENEICAT y la cara amable de la guerra

En el conjunto leonés conviven la rusa Lebedeva y la ucraniana Varenik, cuya familia permanece en el país invadido

Varenik y Lebedeva no ocultan su excelente relación / ENEICAT RBH Global

León

Cuando en diciembre ficharon por el ENEICAT RBH Global no imaginaban Marinka Varenik y Anastasia Lebedeva el macabro guiño que el destino le tenía reservado. La rusa, ex olímpica en la modalidad de remo en los Juegos Olímpicos de Tokio, y la ucraniana, una prometedora ciclista de talla internacional, acudieron a la llamada de la directora del equipo, Eneritz Iturriaga, que, ante las dificultades y la incertidumbre, las acogió en su casa antes de instalarse en la residencia leonesa en la que viven el resto de compañeras. La convivencia en el caserío vasco ha sido la mejor medicina para ambas, entre las limitaciones para los deportistas rusos y el miedo que sufre Varenik, cuyos padres permanecen refugiados en un búnker.

"Aterrizó en Bilbao con vuelo desde Turquía donde la guerra sorprendió a la selección de Ucrania. No puedo explicar la unión que tienen entre ellas. Intentamos que Marinka mientras dure este infierno esté un poco alejada de todo. Hemos dado la oportunidad de sacar a sus padres a través de RBH, pero es su tierra y no quieren salir", explicó en Radio León Humberto Gómez, el otro responsable del cuadro ciclista que gestiona el asilo político para ambas.

El ciclismo une a la ucraniana Varinek y a la rusa Lebedeva

León, el ENEICAT y las dos ruedas han unido a Marinka y Anastasia, una de las historias paralelas que ofrece la crisis bélica entre sus países de origen y que tiene al mundo en vilo. Su foto, su sonrisa y su relación son un ejemplo, un grito a la intolerancia y a la sinrazón.