'El ángel de fuego', una ópera para liberar la sexualidad femenina
El Teatro Real estrena 'El ángel de fuego', una ópera oscura que llega a España 95 años después de que el ucraniano Sergéi Prokófiev firmara su partirtura y lo hace en plena invasión rusa de Ucrania
La llegada de El ángel de Fuego es uno de los acontecimientos de la temporada operística en el Teatro Real. La ópera de Sergéi Prokófiev, compositor ucraniano, considerada casi maldita por su dificultad en la puesta en escena, que se verán entre el 22 de marzo y el 5 de abril, en una producción propia en colaboración con la Ópera de Zúrich, que la estrenó en 2017, con la dirección escénica de Calixto Bieito y la dirección musical del valenciano Gustavo Gimeno.
Ni siquiera la República de Weimar, ese oasis de libertades, acogió la ópera del compositor ucraniano, que suponía la adaptación de una novela publicada en 1907 de Valery Bryusov, uno de los padres del simbolismo ruso. Después ni el endurecimiento de las políticas culturales en la Unión Soviética hicieron inviable el estreno a medio plazo de El ángel de fuego, que se realizó de forma póstuma en 1954 en el Teatro La Fenice de Venecia.
El motivo era en parte a la exigencia física que supone los papeles protagonistas, sobre todo el de Renata que está los cinco actos en el escenario. "Es inhumana. No solo vocalmente, sino que exige una demanda física y emocional que es muy difícil. Pero a la vez es una puesta en escena increíble y fascinante. Es un nivel de intensidad que empieza arriba y acaba aún más arriba sin dar descanso", indicaba el escenógrafo de la obra, Marcos Darbyshire.
En esa dificultad insistía Gustavo Gimeno. "La última parte es diabólica, porque no son patrones que se repiten y eso exige mucha memoria. El coro cantaba en el foso con partitura en el estreno de la Feniche. Todos estos elementos lo convierten en un desafío". "Hay piezas sinfónicas que cuando fueron estrenadas fueron muy exigentes, esa exigencia continua pero ahora tenemos el paso del tiempo, otras referencias discográficas y otros nuevos artistas", explicaba el director musical.
El libreto original está ambientado en Alemania a comienzos del siglo XVI. Con Renata como gran protagonista. Una mujer que tiene visiones desde niña. Con ocho años se le apareció un ángel llamado Madiel, que la invita a llevar una vida casta y entregada a Dios, que jugaba con ella, que le prohibió hablar de su relación a nadie más y que le advierte, antes de desaparecer, que volverá a encontrarlo como humano. Ese trauma de la infancia no deja vivir a Renata, que no cesa de recordarlo en la figura del conde Heinrich, incluso de desearlo sexualmente. Una historia de fantasmas, deseos, posesiones, miedos, religión que nace en un contexto medieval donde la sexualidad femenina era demonizada y las mujeres vivían con el miedo de ser quemadas como brujas. "Hoy en día sabemos que lo que en la Edad Media era considerado posesión demoníaca, eran en realidad episodios de esquizofrenia o algún trastorno mental que tenía una explicación médica".
La producción de Calixto Bieito tiene una nueva lectura, está ambientada en la cerrada sociedad de los años 50 y trasladando esta trama de brujería, sexo y religión al realismo de los sofás de escay, las rebecas de ganchillo, la represión de la locura y el abuso infantil. En la trama no faltan exorcismos, brujería... y referencias a la actualidad, con momentos que podrían estar refiriéndose a la enfermedad mental o a la pederastia y a la violación. La víctima tratada como histérica en una sociedad que todavía da la espalda a los crímines machistas y a las enfermedades mentales.
La bicicleta es uno de los elementos que ha introducido Bieito. "Hay un simbolismo general que es la vida, andar en bicicleta y el ir por la vida", explica el escenógrafo. "La otra cosa de la bicicleta tiene que ver con la biografía personal de Calixto, su primer encuentro de la infancia con la muerte. Un amigo se cae, tiene un golpe en la cabeza y al día siguiente amanece muerte". También hay referencias cinematográficas, como al filme alemán Réquiem, estrenado en 2006, sobre un caso real. "El de una chica adolescente en una comunidad religiosa y cree ella y sus padres que está poseída por el demonio y se le hacen sesenta exorcismos que la acaban matando. Se muere porque la torturan".
Rebecca Ringst es la encargada de la escenografía. Diseñó una serie de cubos con diferentes espacios laberínticos que son sus traumas, junto a las proyecciones en blanco y negro de Sarah Derendinger encima del cubo. "Son espacios psíquicos, citando a Freud que dice que el cerebro es una casa con muchas habitaciones. Renata se pierde en ese laberinto que es su mente. Él también entra en ese laberinto psíquico. En el último acto se descompone, literalmente arriba del escenario y su mente se desvanece".
El elenco está compuesto por solistas de diez nacionalidades, lituana, georgiana, suiza, ucrania, polaca, inglesa, griega, finesa y hay cinco españoles y cinco intérpretes rusos. Estos últimos llevan en Madrid antes de que se iniciara la guerra. Ausrine Stundyte y Elena Popovskaya (Renata), los barítonos Leigh Melrose y Dimitris Tiliakos (Ruprecht) y los tenores Dmitry Golovnin y Vsevolod Grivnov (Agrippa von Nettesheim / Mefistófeles).
"El Teatro Real ya decidió cancelar las funciones del Ballet Bolshoi de Moscú porque ahí sí estaba detrás el Gobierno ruso. Condenamos la decisión (de invadir Ucrania) de los dirigentes rusos, pero una cosa es eso y otra son los artistas", respondía el director general del Teatro Real, Ignacio García-Belenguer, que anunciaba que antes de cada representación se tocaría el himno de Ucrania en solidaridad con las víctimas de la guerra. "Esta no es una guerra contra los cantantes rusos”. Preguntado sobre si en el futuro se podrá ver en el escenario a artistas como la soprano rusa Anna Netrebko, García-Berenguer ha reiterado la importancia de "ser respetuosos con los artistas, independientemente de su nacionalidad".
"Los cantantes lo están pasando muy mal", reconocía Joan Matabosch. "Visto de afuera hay una posición total y conjunta. Muchos tienen parientes en Ucrania que están en peligro. Además, no saben si van a poder volver a casa, o sacar dinero porque las cuentas están bloqueadas. Lo están pasando mal y para ellos esto es lo peor que podría pasar", insistía Marcos Darbyshire.. "Antes de cada ensayo hay lágrimas y representar El ángel de fuego es casi una terapia".
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...