La subida de la luz azota a Canarias: "Vivimos a oscuras, los niños ven la tele solo el fin de semana"

Tenerife

El Ingreso Mínimo Vital (IMV), una prestación dirigida a las personas más vulnerables, sólo llegó el pasado año al 6% de los canarios que se encuentra en situación de vulnerabilidad. Es decir, esa ayuda la recibieron 38.657 personas de las más de 608.000 que se sitúan en riesgo de pobreza o de exclusión social en las islas. La Prestación Canaria de Inserción (PCI) llegó a 10.337, nunca su cobertura había sido tan alta, sin embargo, sigue siendo insuficiente. El Gobierno prepara la Ley de Renta Ciudadana para una ciudadanía castigada por la COVID, la crisis económica, una erupción volcánica y ahora los efectos de una guerra. La subida de la luz, de los combustibles y de la cesta de la compra está complicando muchísimo la situación en muchos hogares de Canarias.

El padre de Carol es huérfano, siendo pequeño se fue a Venezuela por la situación económica de Canarias. Volvió a Canarias hace unos años, con más de setenta, sin haber cotizado lo suficiente ni en España ni en la octava isla. Ahora se encuentra en la absoluta pobreza. Llevan años esperando por una pensión no contributiva que finalmente han conseguido cobrar. "Cobran unos trescientos euros cada uno, en su casa entran seiscientos euros en total y conviven con mi hermana y su hijo", explica Carol, una de sus hijas. "Prácticamente viven a oscuras porque no pueden gastar nada, la televisión la ven muy poco. El niño con cuatro años quiere ver los dibujos, ¿qué hacen? Pues intentar sacarlo más tiempo a la calle porque temen que la factura se dispare todavía más", lamenta Carol.

En casa de Débora viven diez personas: ella, su marido, sus hijos y un nieto. El único ingreso que llega son los mil euros de un convenio laboral de seis meses que Debora ha conseguido gracias a un ayuntamiento de Tenerife, pero lógicamente, no es suficiente. Recurren cada semana la ONG Sonrisas del Suroeste, que reparte alimentos a las familias más vulnerables. Lo más difícil ahora mismo en casa de Débora, como en casi todos los hogares, es pagar los gastos de luz, agua y alquiler. En el caso de Débora, como el de Carol, a veces se ven obligados a decirle a los pequeños en asa que no se puede ver la tele hasta el fin de semana. "Es muy duro decirle eso a un niño", explica.

"Vivimos con todo apagado el día entero, la niña está en casa solo por la tarde y le dejo que vea un poquito la tele, pero intentamos gastar lo mínimo posible", explica Laydis

"Solicitamos el Ingreso Mínimo Vital a principios de 2020, me la denegaron por falta de documentación, he reclamado dos veces y nada. También pedí en enero la Prestación Canaria de Inserción (PCI) y sigue en trámite", explica Débora. "Mi hija estaba trabajando, pero la dejaron parada, ahora va a pedir también la PCI porque tiene una niña y tiene que darle de comer", lamenta. Laydis está en una situación similar, vive con su hija y con su madre. La pequeña tiene una discapacidad reconocida en grado uno por la que cobra una ayuda de 150 euros y viven gracias a los ingresos de la abuela, que cobra la Prestación Canaria de Inserción (PCI). Laydis debe dos facturas de la luz. "Este mes no sabemos qué es lo que va a pasar, tengo cita para solicitar la tarjeta del Hiperdino y para renovar la ayuda del banco de alimentos", explica Laydis, que se separó de su marido hace unos años. "Ahora mismo sobrevivimos gracias a la ONG Sonrisas del Suroeste y a que la niña está en el comedor del colegio, pero ya debo dos facturas de luz, tengo la suerte de que no me han venido a cortarla", explica. "Vivimos con todo apagado el día entero, la niña cuando está en casa es solo por la tarde y le dejo que vea un poquito la tele cuando llega, pero intentamos gastar lo mínimo posible porque la vida está cada día más cara", explica Laydis a la SER.

El responsable de la ONG Sonrisas del Suroeste se emociona: "Yo mismo a veces agacho la cabeza cuando me encuentro en el trabajo con gente por la mañana que viene a buscar comida a la ONG por la tarde"

La ONG Sonrisas del Suroeste es una de las más veteranas de Canarias. Además de gestionar los alimentos, también se encargan de elaborar talleres para entretener a los pequeños de las familias más vulnerables. "Escucho estos testimonios con un nudo en la garganta porque es la realidad, es el día a día de mucha gente", explica Nelson Concepción, responsable de la ONG. Concepción afirma que cada día son más las familias que temen el incremento de la factura de la luz. "A veces hemos recibido la donación de un videojuego, hemos llegado con mucha ilusión a una casa donde hay niños para entregarla y nos han lavado la cara, porque nos hemos dado de bruces con la realidad de que viven casi a oscuras y no se permiten en lujo ni de encender la televisión", lamenta Nelson. Este histórico activista no puede contener la emoción en directo cuando explica, todavía sorprendido, que es cada día más habitual encontrarse en su trabajo por las mañanas con gente que por la tarde va a buscar comida a su ONG. "Esta situación es durísima, durísima", concluye Nelson.