Mujeres y discapacidad

Toledo

Estamos conmemorando una semana de reivindicaciones para eliminar las desigualdades entre hombres y mujeres y buscar el equilibro de eso que llaman la brecha salarial. Desde 2010 las mujeres han perdido 500 euros con respecto a lo que deben percibir los hombres que tienen algún tipo de discapacidad. Hoy quiero hablarles una mujer luchadora, de Guadalupe. Una mujer de 86 años nacida en Burgos, en plena guerra civil y que vino a ser la alegría de su familia en tiempos convulsos. Pero esta al poco tiempo se vio truncada porque los ojos de Guadalupe eran opacos, no podían ver.

Sus padres después de buscar soluciones entre los médicos de la época se centraron en que Guadalupe tuviese la mejor formación posible. El cariño que daba la familia le diera seguridad, buscaron su autonomía personal y poco a poco fueron forjando a una mujer luchadora. Allá por finales de los años 50 del siglo pasado Guadalupe quiso independizarse y buscó la venta del cupón de la ONCE en Aranjuez. Imagínense: mujer, ciega, la calle...una combinación sin duda de riesgos.

A los pocos años conoció al que sería el amor de su vida, Antonio. Por eso llegó a Toledo, donde vivieron y vendieron juntos el cupón. Durante muchos años estuvo a la sombra de nuestra Catedral, en la calle Hombre de Palo pregonando y vendiendo la suerte. Me confesaba hace poco tiempo cuando la visité en su céntrica casa en el corazón Casco Histórico, el dolor que la invade porque está sola y porque hace ya varios años que dijo adiós a su amor Antonio y también a su hija Lucía, a la que quiso poner el nombre de la luz que sus ojos no tenía.

Trabajó en igualdad de su marido, cobró lo mismo durante su vida laboral. Sin duda le permitió conciliar la vida familiar y el trabajo. Su esfuerzo es un ejemplo para que las mujeres con discapacidad puedan decir hoy que son capaces de hacer lo mismo por el mismo salario que los hombres. Este es mi punto de vista y lo comparto con los oyentes de la SER.