Sellan con áridos un pozo que presuntamente "pinchaba" miles de litros de salmuera al subsuelo del campo de Cartagena
La actuación, tras años de litigios, se ha llevado a cabo en cumplimiento de una orden de la Confederación hidrográfica del Segura que viene exigiéndolo desde 2013
Murcia
Los propietarios -tres conocidos empresarios del campo de Cartagena- dijeron que era un pozo "de inyección profunda" excavado hasta 400-500 metros en el subsuelo de la pedanía murciana de Gea y Truyols. Está situado al sureste de la urbanización Valle del Sol, en el municipio de Murcia.
¿Para qué era el pozo?
El objetivo del pozo era inyectar a esta profundidad la salmuera de rechazo de varias desalobradoras de la zona. Desde finales de los años 2000 proliferaron en esta zona los campos de golf y las urbanizaciones aunque también hay campos de cultivo. Se desconoce el volumen de agua con alta salinidad que se ha enviado al subsuelo
Informe favorable, cuestionado por los técnicos
Los dueños señalaron que contaban con el informe de un prestigioso hidrogeólogo que señalaba que no producía problemas hacerlo así y que el pinchazo de salmuera "no afectaba al dominio público hidráulico ni al Mar Menor". Expertos consultados por la SER aseguran que decir eso es "una verdadera salvajada" y se preguntan cómo es posible que un técnico acreditado firmara ese informe.
El pozo ya no existe
El sellado, que se venía exigiendo desde 2013 por parte de la CHS , se ha producido esta semana usando toneladas de áridos y una torta de hormigón.
A pesar de la supuesta profundidad que declararon los propietarios, expertos consultados por esta emisora, aseguran que "probablemente era mucho menos profundo". En todo caso, era "ilegal, no tenía permiso y ha costado casi 10 años clausurarlo", según fuentes consultadas por la SER.
9 años de combate legal y técnico
"Nunca se les dio permiso, pero probablemente han estado inyectando salmuera al subsuelo durante años". Así describen fuentes conocedoras del caso el combate, primero técnico, y después judicial, que han tenido que vivir en el organismo de cuenca contra una situación que se remonta al año 2013.
En aquel momento, este grupo formado por tres empresarios del campo de Murcia y Cartagena pidió permiso para hacer "una inyección profunda de aguas residuales de agua salobre", es decir, una inyección de salmuera. Explicaron que procedía de una o varias máquinas desalobradoras de la zona. Se les denegó este permiso pero varios agentes medioambientales confirmaron, in situ, que "aun así construyeron un pozo".
Fue en ese momento en el que comienza el problema. Un primer expediente habla de un profundo pozo que insertaba la salmuera de rechazo de estas máquinas al acuífero subterráneo. Saltaron las alarmas porque la salmuera es agua con una concentración de sal superior al 5% y puede llegar a ser peligrosa en estos casos. Un experto explica a la SER que "la salmuera de vertido de las desaladoras necesita una correcta gestión porque su potencial contaminante es alto y nunca se debe verter sin tratar aunque sea en el subsuelo".
Llegaba salmuera de varias desalobradoras "ocultas"
La investigación fue avanzando y se constató que los propietarios se surtían del agua de varias desalobradoras para regar zonas cercanas. "Se les dijo por activa y por pasiva, en numerosas comunicaciones oficiales, que había que cerrar el pozo y que había que dejar de inyectar la salmuera en el subsuelo", señalan fuentes de la investigación. Por ejemplo en 2017 se les recordó por escrito que "no se dan las condiciones" para una construcción como esta.
En determinado momento de la investigación, se pudo comprobar, según fuentes del caso, que "varias desalobradoras que se conectaban a este pozo de inyección ya habían sido precintadas" y que, probablemente, "el empeño de no sellar el pozo de inyección por parte de estos empresarios solo se explicaría desde la posesión de alguna planta oculta" que no había sido detectada en las inspecciones
Contencioso
Los empresarios no cerraron el pozo y en 2018 se les denegó definitivamente el permiso a través de un nuevo escrito y, en este caso, se les pidió rapidez: se les dio un mes para cerrarlo, cosa que no hicieron. Llevaron el asunto al contencioso administrativo extendiendo la batalla judicial durante años mientras presuntamente seguían pinchando la salmuera en el suelo y "provocando una alteración gravísima del agua subterránea de la zona".
"Han sido años de batalla judicial, tiempo perdido para el Mar menor", confiesa una fuente conocedora del caso, "sin embargo ayer, se procedió a sellar el pozo de manera definitiva".
Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...