Consejos de Federópticos Yolanda para una buena salud auditiva
La pérdida auditiva, los sonidos agudos y graves y las consecuencias en la salud
Federópticos Yolanda recomienda ponerse en manos de profesionales ante la pérdida auditiva. / Federópticos Yolanda
Cuenca
Federópticos Yolanda ofrece un nuevo espacio de las Píldora de la Salud Ocular y Auditiva, en este caso con la audioprotesista Ana Pérez. La pérdida auditiva puede afectar a cualquier edad, pero es más común en adultos mayores y en personas que están o han estado expuestas a ruidos fuertes. Desde camareros, trabajadores de la construcción, en fábricas, cocineros, dentistas, militares, un largo etc., que no han utilizado tapones auditivos. Tampoco nos podemos olvidar de las actividades de ocio, como la caza, el tiro, la música o el motocross. Para estas personas los sonidos agudos son los más difíciles de escuchar, como el sonido de un violín o el canto de un pájaro. También la voz de la mujer o de los niños.
Consejos de Federópticos Yolanda para una buena salud auditiva
Cómo notamos la perdida de agudos
Más bien lo notan los de alrededor. Cuantas veces no hemos escuchado: “Oye lo que quiere”. No es que oiga lo que quiera, depende de quién y la situación en la que se encuentre, la voz de la mujer, por ejemplo, que es aguda, según aumenta la perdida, aumenta la dificultad de entender.
La pérdida auditiva más común se representa con una curva que es como una bajada de una pista de esquí, en la parte más alta se encuentran fonemas como la S, T o la F, que son los primeros que se pierden. Por ejemplo, si intentemos decir la palabra FIESTA, sin esos fonemas, una persona que tiene pérdida auditiva escuchará solo IEA. La palabra ha cambiado bastante.
Pues una persona con pérdida auditiva en agudos, que está en un entorno ruidoso, se está perdiendo la mitad de las conversaciones, “oigo pero no entiendo”.
Sonidos graves
Las pérdidas de sonidos graves son poco comunes. Son sonidos como la sirena de un barco o el goteo de un grifo. En las pérdidas inversas, que así como se llaman, dejamos de escuchar ruidos fuertes, como el motor de un coche o los truenos.
Una pérdida no tratada está asociada a un mayor riesgo de demencia, aislamiento social y depresión. La vida está llena de momentos únicos y hay que vivirla con los cinco sentidos.