"Desde el amor, para todos ustedes"
Israel Fernández y Diego del Morao salen a hombros del Teatro Falla de Cádiz

Israel Fernández y Diego del Morao, en el Teatro Falla de Cádiz / Cadena SER

Cádiz
Dice Israel Fernández que para saber flamenco hay que tener dos vidas y mucha memoria. Él la alimenta escuchando continuamente los cantes. Más que para aprender, porque lo vive, lo disfruta. Duerme con auriculares, en su coche hay cintas de cassette, escucha lo viejo y lo nuevo, y se siente orgulloso de llevar hacia lo jondo a una nueva generación. "Con el permiso de los mayores, esto se lo dedico a toda la juventud". Israel Fernández, junto a un maestro de la guitarra como es Diego del Morao, dejó el Teatro Falla, en su estreno como solista en este templo, omnubilado. Por la grandeza del artista que es, y por las enormes posibilidades de crecimiento se le intuyen.
Fernández tiene aura de estrella eterna. Empieza en su melena. "¡Qué buen pelo tienes!", le gritan desde un palco. Está en su ropa. Sale vestido de morado nazareno. Él, que tiene la edad de Cristo, 33 años, es visto para muchos como un mesías. Arranca por Fiesta por bulerías con los nudillos y la percusión de Pirulo Montes, Marcos Carpio y Ané Carrasco. Rima por soléa los versos de Bécquer. Su disco se llama Amor y está dedicado a los que aman, y a los que dan amor, como ellos, sobre un escenario.
"Buenas noches. Me gusta estar en esta tierra tan bonita, rodeada de murallas, por la que siento tanta admiración y respeto. Con toda la humilad. Desde el amor, va para todos ustedes". Estas palabras retumban en un Falla entregado al cantaor y al guitarrista. Se suceden los oles en la taranta A la mina del Romero.
Y, de pronto, se para el tiempo en este concierto. Israel Fernández dice que no sabe tocar el piano. Pero hay un piano en el escenario. Y él se sienta delante de él. Y empieza a rozar sus teclas, y a mimarlas, para que salga la melodía del Vino Amargo que inmortalizó Farina. Israel Fernández tiene la capacidad de los grandes de detener el reloj. Y aquí lo hace. Sobrecoge, impresiona, remueve.
El espectáculo sacude y mantiene en vilo, reparte bien los ritmos y mide los momentos de intensidad, como su salida en solitario para interpretar El desamparo, en medio un impresionante juego de luces y sonido. Por tientos arranca después para decirle a su Amada que tiene 24 horas para quererla al día, pero que si el día tuviera 27 horas, tres horas más la querría.
Tras unas impresionantes bulerías de Diego El Morao, sale Israel Fernández vestido de un traje de chaqueta del diseñador gaditano Alberto Celestino, ganador el año pasado del concurso Code41, y que empapa de gaditanismo al cantaor como un adelanto de una colección con la que, a través de la ropa, quiere hablar de sus raíces, de su amor por el arte, la artesanía y la moda. Celestino ve cumplido su sueño de ver con un diseño suyo a un artista tan potente. Su traje le otorga, si cabe, mayor inmensidad.
El concierto llega a su fin y suenan, como broche, bulerías y fandangos. Hay quien pide una alegría, algo más propiamente gaditano. Pero el deseo no es concedido. No se sabe si por respeto, por prudencia, o por no dejarse llevar por lo esperado, en el Falla no suenan ni las Alegrías de Santa Ana que abre el disco, ni las malagueñas del Mellizo, que también están en este disco Amor. Sí, en cambio, se arranca por unas guajiras de Pepe Marchena que borda. También vuelve al piano para interpretar con tremenda fuerza la Nana de Sevilla de Lorca. "Llévame a tu casa", le gritan del público.
Israel Fernández y Diego del Morao salen en volandas, a hombros del Falla. Morao es un maestro solvente. En la mezcla de seriedad y humildad de Fernández sobre el escenario hay aura de estrella. Es impresionante la elasticidad de su voz, los requiebros de sus agudos y bajos, la velocidad de su cante. Es joven, pero tiene a un viejo dentro. Es rebelde y libre, pero respeta a los mayores. Aunque lo suyo son los jóvenes. A ellos les dedica este concierto. Hay un artista de enorme futuro en el escenario y él sabe de la importancia de que, entre el público, que rebosa el Falla, haya una nueva generación dispuesta a seguirle donde vaya. Con todo el amor del mundo.

Pedro Espinosa
En Radio Cádiz desde 2001. Director de contenidos de la veterana emisora gaditana. Autor del podcast...




