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La estación de tren reconvertida en una guardería en Leópolis: "Los niños, cuando llegan, no reaccionan ni interactúan"

Julia es una psicóloga que se encuentra en la estación de tren de Leópolis atendiendo a los refugiados que llegan, sobre todo a niños y mujeres

Una guardería improvisada en la estación de trenes de Leópolis

Madrid

Más de tres millones de personas se han visto obligadas a abandonar Ucrania huyendo del terror de la guerra, según ACNUR. La mayoría de ellos se han dirigido hacia Leópolis, en el oeste del país, que se ha convertido en uno de los principales puntos de paso para llegar a Polonia. Cuando los refugiados llegan a la estación Leópolis, se encuentran con voluntarios como Julia. Julia es una psicóloga polaca y su trabajo consiste en proporcionar apoyo psicológico a los ucranianos que llegan, sobre todo a los niños y mujeres, los más afectados, según cuenta. "Los niños, al principio, cuando llegan, no reaccionan, ni siquiera interactúan", lamenta la psicóloga, quien insiste en que lo primero que necesitan es el cariño de los voluntarios. Para atender a todos los niños que llegan, los las personas voluntarias han habilitado una especie de guardería en la propia estación de tren para que puedan jugar.

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Julia explica que los refugiados que han huido de ciudades especialmente afectadas por la guerra como Járkov o Mariúpol, llegan con "pocas ganas de hablar", pero, insiste en que "lo peor" les vendrá cuando pase el tiempo y se instalen en algún país europeo y empiecen a recapitular todo lo vivido. Cada madre está siendo atendida con su hijos, según ha explicado la experta, quien ha añadido que su principal objetivo es que aprendan cómo actuar con los niños para transmitirles calma y que no tengan miedo.

"Tengo el corazón roto porque mi hijo mayor se ha quedado en Mykolaiv y es un objetivo ruso"

Elena es una de ellas, una mujer de 42 años que ha dejado atrás su vida en la ciudad de Mykolaiv con sus dos hijos de 9 y 12 años y acaba de llegar a Leópolis. Cuenta que su tercer hijo, el mayor de 22 años, se ha quedado en Mykolaiv. "Tengo el corazón roto porque mi hijo mayor se ha quedado en Mykolaiv y es un objetivo ruso". Elena ha relatado cómo oían las bombas muy cerca de su casa, las alarmas antiaéreas todas las noches y que han pasado mucho miedo.