Hora 25El análisis de Xavier Vidal-Folch
Opinión

La perversión del lenguaje

En una sola frase, el autócrata lanza cuatro proposiciones falsas

La perversión del lenguaje

Barcelona

En una guerra, todas las armas sirven. La guerra incluye también la batalla de las palabras. Y esta, la perversión del lenguaje. Así que en algunos casos, nada significa lo que verdaderamente es.

Escuchen hoy a Vladímir Putin dándose un bañito de masas en el estadio olímpico de Luzhnikí. Ha dicho que "salvar a la gente de ese sufrimiento, de ese genocidio, es el principal y más importante motivo de la operación militar" que ha emprendido en el Donbás y en toda Ucrania.

En una sola frase, el autócrata lanza cuatro proposiciones falsas. Primera falsedad: dice que va a "salvar a la gente"; y lo dice precisamente en el día en que sus aviones bombardean a los habitantes y transeúntes de Leópolis, la ciudad que es principal plataforma para la huida de mujeres y niños hacia Polonia; no los salva, los mata. Segunda falsedad: dice que pretende evitar un "genocidio", como si los ucranios hubiesen ido a Rusia a exterminar a los rusos, cuando es él quien invade Ucrania y dispara contra sus ciudadanos. Tercera falsedad: dice que el "principal motivo" de la confrontación lo causan sus vecinos, cuando estos no han amenazado a los rusos y la causa de su ataque es su pretensión neo-imperial de extender su influencia territorial. Y cuarta falsedad: dice que realiza una "operación militar", en tono aséptico, cuando es una invasión y una agresión contra un Estado soberano independiente.

Hasta el lugar de su discurso es falsario. Un estadio olímpico. Los Juegos Olímpicos obligaban a los combatientes a enterrar las armas, al menos por unos días. Putin tampoco respeta esa regla antigua del alto el fuego.

Xavier Vidal-Folch

Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...