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Ferrari se baña en oro en Baréin en el fracaso de Red Bull

Ferrari confirma su retorno con el doblete de Leclerc y Carlos Sainz en la primera carrera de la temporada. El madrileño fue segundo, Alonso noveno

Charles Leclerc y Max Verstappen / Clive Rose - Formula 1

Charles Leclerc y Max Verstappen

Ferrari ha vuelto a sentir la grandeza, a desprenderla, a dominarla. Desde lo que atañe a la fortaleza de su motor, la finura de su aerodinámica, el acierto de su estrategia y la velocidad de sus pit-stop. Se ha abierto un nuevo horizonte en Maranello. Sin una mala decisión a sus espaldas y con dos pilotos de una categoría altísima en sus filas, firmaron una victoria y un doblete poderosísimo. Y golpe sobre la mesa a Red Bull. Con el abandono de Verstappen a falta de tres vueltas y el trompo de Checho a falta de una, la escudería austríaca empieza con un cero en su casillero mientras ve como su 'nuevo' gran rival irrumpe por todo lo alto en el tablero, volviendo a saborear la victoria dos años después. Charles Leclerc triunfó con Carlos Sainz segundo. El tercer cajón del podio fue para Hamilton.

Baréin lo confirma, se puede adelantar

Desde la salida se sentía la emoción que tenía guardada la nueva Fórmula 1. La cabeza conservó posiciones mientras la zona media bailaba. Lewis Hamilton salió con el cuchillo entre los dientes en busca de Carlos Sainz, pero este año no empuña la primera espada y sufre una barbaridad. La degradación castigó a todos con fuerza, pero fue al heptacampeón a quien obligó a parar primero. Montó el duro con tan solo diez vueltas en su cuentakilómetros. Fernando Alonso también fue preso de la altísima degradación de Sakhir. El circuito asiático devoraba los neumáticos. Y no se saciaba. Se inauguró el festival de paradas, pero la cabeza tomó el camino del blando haciendo coincidir a Leclerc y Verstappen en paralelo.

Monegasco y neerlandés se retaron a un duelo cuerpo a cuerpo en cinco vueltas titánicas. Leclerc se defendió con el neumático helado hasta que el campeón del mundo encontró en la recta principal una velocidad endiablada. El Red Bull volaba con el DRS y el campeón, en su inquietud y voracidad, se tiraba al cuello del Ferrari en la curva uno. El interior era suyo, pero Leclerc sabía jugar con el momento para responderle en las siguiente curva. En uno de esos ataques Verstappen se pasó de frenada y dejó la puerta abierta a Leclerc para que controlase de nuevo los tiempos. El monegasco se escapó, y nadie le movió de ahí.

La lucha que protagonizaron el Ferrari y el Red Bull fue sin descanso ni distancia, tan igualada como agresiva y respetuosa. En esta nueva Fórmula 1 no hay aire sucio que valga, los adelantamientos son un reto accesible para toda la parrilla. El DRS ha dejado de ser definitorio. Ahora es una herramienta, pero no el fin. El espectáculo lo ha corroborado.

El Safety Car alza a Ferrari y hunde a Red Bull

El Alpha Tauri de Gasly empezó a arder. Salió el Safety Car y todos se empaquetaron montando el blando para la ofensiva final. Carlos fue a morder a Verstappen, que reportaba problemas en el volante. Resistió el campeón hasta que murió su batería. Ahí Sainz olió la debilidad, y fue a por ella. Le comió el interior para certificar el doblete rojo. El español conservó la tercera posición casi toda la carrera, fue constante y aunque no pudo codearse con Leclerc y Mad Max, encontró su momento. Ferrari soñaba mientras veía por el retrovisor cómo el campeón del mundo se dirigía al box a abandonar. Verstappen estrenó el título con el sabor más amargo posible. Si algo podía salirle mal a Red Bull, le salió. Checo Pérez trompeó a falta de una vuelta dejándole en bandeja el podio a Hamilton y cayendo hasta la decimoctava posición. El mexicano terminó regalando un podio al gran antagonista, algo que ni los más optimistas dentro de Mercedes esperaban. La suerte del heptacampeón no lo deja de lado.

Via crucis para El Plan

No le salió nada a Fernando. Le costó arrancar, pero en ningún momento se le vio cómodo. No le funcionó ni el blando, ni el medio ni el duro. Los montó los tres sin que ninguno resistiera su teórico ciclo de vida. La degradación fue el via crucis de su plan. Sin ritmo tenía que cederle posición a Ocon. Además, el Alpine fue incapaz de alcanzar a Bottas, Magnussen o Gasly, pero el Safety Car final les dio una oportunidad y pudieron adelantar posiciones con el blando. Ocon subió hasta la séptima. Alonso pasó del 12 al 9. Ya lo predicó Alonso tras la clasificación, necesitan mejoras para luchar.

Juan Antonio Requena

Juan Antonio Requena

Estudiante de periodismo. Antes en Diario AS. Ahora aprendiendo en SER Deportes

 
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