Ongi Etorri reclama para todas las personas migrantes la misma acogida que se ha ofrecido a los refugiados ucranianos
Aplauden la rápida respuesta de la UE hacia los refugiados de Ucrania pero señalan el agravio comparativo que se produce con personas que también huyen de otros países
La acogida de refugiados/as y la solidaridad excluyente en A vivir que son dos días Euskadi
Vitoria
Es posible acoger. La rápida respuesta de la Unión Europea a los refugiados ucranianos lo evidencia, dicen desde Ongi Etorri Ana Altuna y Víctor Pozas. Y esa misma respuesta -que aplauden- es la que piden para el resto de personas que huyen de otros países por otras guerras y causas que les obligan a dejarlo todo.
"Ojalá esa misma decisión se hubiera tomado hace años con los cientos de miles, millones de personas que han querido llegar a la Unión Europea y no han podido, que han muerto en el camino, que han sufrido en las fronteras, en nuestras propias fronteras, que acaban de morir por ejemplo en el Bidasoa" dice Víctor. Y recuerda que ahora mismo hay iraquíes kurdos llamado en la frontera polaca, la misma que se ha abierto para la ciudadanía ucraniana, o que en Grecia siguen encerradas en campos creados por la UE miles de personas desde hace años.
Ana insiste "Queremos esto así -en referencia a respuesta europea a los refugiados de Ucrania- para todas las personas. Y si no ¿Qué pasa? -se pregunta- ¿Igual es que somos racistas, aunque no nos guste reconocerlo?, ¿Qué nos pasa?, ¿Las lágrimas de una madre rubia son diferentes de una madre de piel más oscura y son sus sentimientos más parecidos a los míos? No, eso no es así; eso lo sabemos".
Ante esa inevitable comparativa que suscita esta situación, Altuna comenta que conoce a una familia ucraniana que llegó la semana pasada a Bilbao y que el próximo día 24 ya tiene asegurada una cita en dependencias policiales, de donde saldrá con un documento de residencia provisional. Por contra -explica- hay muchas personas migradas que para conseguir algo así tienen que superar una carrera de obstáculos, la que marca la Ley de Extranjería; una ley -apunta Víctor Pozas que les "obliga a vivir prácticamente en la clandestinidad" durante -en la práctica- 4 años, que se convierte en "un infierno".
Porque vivir sin papeles es muy complicado. Lo cuenta por experiencia propia Ahmed Zarouali. Este marroquí llegó a Bilbao hace más de 3 años. Se vio obligado a estar en la calle por tres meses. Aún no tiene su documentación en regla, lo que complica el acceso a los básicos, como la vivienda o el trabajo.
Los integrantes de Ongi Etorri claman que hay que cambiar la Ley de Extranjería, para que sea una ley con condiciones, sí, pero de acogida y no de expulsión y exclusión. Animan, además, a respaldar la campaña de recogida de firmas, de carácter nacional, encaminada a hacer posible una ILP que pide la regularización administrativa de medio millón de personas en España que carecen de permisos de trabajo y residencia.