El micromentario de Pepe Belmonte: 'Su pasaporte y un gato'

Murcia

En ocasiones, una sola imagen es capaz de mostrar lo que resulta imposible explicar con palabras o con decenas de libros. Así sucede con la serie de grabados de Francisco de Goya, titulada “Los desastres de la guerra”, en donde, con una increíble precisión, se refleja el horror y la crueldad de un conflicto armado. En este caso, el que libraron, ferozmente, españoles y franceses en los primeros años del siglo XIX, en los tiempos de un engreído Napoleón.

En esta guerra que ahora sufrimos, con la invasión rusa de un país libre como Ucrania, me ha llamado la atención un hecho que le ha sucedido a una muchacha ucraniana que ya se encontraba a salvo en tierras polacas.

Con lo puesto, sin un abrigo con el que resguardarse, había huido de Ucrania y fue acogida con los brazos abiertos, y trasladada a un hotel rural para pasar la noche. De su tierra solo se trajo dos cosas: su pasaporte y un gato que, asustado, perplejo, asomaba la cabeza desde el fondo de un bolso que llevaba al hombro.

En el hotel no estaban permitidas las mascotas, de manera que, con amabilidad, fue conminada a dejar a su felino en la calle, mientras ella era invitada a acurrucarse al calor de la lumbre, y reponerse así de un largo y penoso viaje de cientos de kilómetros. La joven, sin pensárselo dos veces, manifestó su firme deseo de pasar la noche en la calle, al raso, en compañía de su gato, a pesar de la nieve y del frío insoportable.

Una escena entrañable, casi de cuento, con un final feliz que se logró a base de diálogo y comprensión.

Maldita guerra, y malditos todos aquellos que la fomentan y se aprovechan del reguero de dolor que va dejando… aunque provoque escenas como la que les he contado, repletas de afecto y de ternura.

Pepe Belmonte