Primavera en huelga

Córdoba

Ayer comenzó oficialmente la primavera. Es probable que, ayer, fuera uno de los equinoccios más movidos políticamente de los últimos años en Europa. En nuestro país, la primavera comienza con huelgas en defensa del mundo rural.

No hace falta ser un experto en economía agraria ni en legislación con respecto a la PAC para ver que, claramente, el trato que se da al campo -en general- es lamentable. Todo ello cuando el sector agrario es, con permiso del divino turismo, uno de los ámbitos en los que España (y en especial Andalucía) puede alardear. El campo, la tierra, lo es todo. Nuestra supervivencia y nuestra salud, depende directamente de la calidad de sus productos, de la ética de su producción. Somos, en el fondo, formas vivas hechas de agua y tierra, producto de lo que bebemos y lo que comemos.

El campo forma parte de nuestra cultura, forma parte -de hecho- de la alta cultura: es fundamental en el lenguaje y discurso del flamenco, al igual que ha sido una pieza clave de la poesía del siglo pasado. Dejaba escrito Rosalía (de Castro, no ‘la Rosalía’) un verso diciendo…“oh tierra, antes y ahora,  siempre fecunda y bella”. Pero, quizás, ese “siempre” tenga fecha de caducidad.

Después de ver en los últimos años una pandemia mundial, una nevada inmensurable en Madrid, un volcán desatado en la Palma, una invasión como la salvajada que estamos viendo cometida contra Ucrania, un clima desquiciado, una calima que parecía proveniente de Marte, etcétera…Todo parece indicar que a los profesionales imprescindibles como son los del sector agrario y sector transportes se les debería cuidar como factores prioritarios en la salud y economía social de un territorio. Cuidar lo que, de verdad, importa. De lo contrario, mucho me temo que de aquí a unos años vamos a comer redes sociales y, de seguir así, nos vamos a tomar para almorzar ‘un twitter a la sal´.