Cortocircuito en el Gobierno con sus decisiones

No se calman las aguas en el sector del transporte. A la ya más de una semana de paro de una de las plataformas minoritarias del sector, que reclama la interlocución que el Gobierno le niega, se suma ahora el paro de una de las organizaciones mayoritarias, Fenadismer. No les convenció la propuesta del Gobierno, tras la larga reunión de ayer, de subvencionar con 500 millones de euros el precio del gasóleo. Dicen los transportistas que a la oferta gubernamental le falta concreción, le falta saber exactamente en que se traduce.

Así que la situación se complica. Si los paros que ha habido hasta ahora ya han provocado algún problema con el suministro, la incorporación de más transportistas no augura nada bueno. Y sumen a esto el sector de la pesca, algunas de cuyas flotas no salen a faenar desde ayer, y la imagen de la multitudinaria manifestación del sábado del sector agrícola, y las dificultades que parece que va a encontrar Pedro Sánchez en Bruselas, en el Consejo Europeo de esta semana, para imponer una fórmula que permita limitar el precio de la energía. Va a tener que aplicarse a fondo el Gobierno para ir taponando todo este malestar.

Y sobre el otro frente que el Ejecutivo abrió la semana pasada. El cambio de posicionamiento sobre la situación en el Sáhara. Ayer el presidente, Pedro Sánchez, perdió por dos veces la oportunidad de dar alguna explicación sobre este inesperado movimiento. Dos veces compareció ante los medios de comunicación, dos veces que no respondió ninguna pregunta sobre este tema. Sí se dejó preguntar el ministro de exteriores, José Manuel Albares, pero evitó aclarar si el Gobierno avisó a Argelia de su cambio de postura, a pesar de la insistencia de los periodistas.

Tiene problemas el Gobierno, últimamente, con la comunicación de sus decisiones. La ministra de Transporte no pudo explicar los detalles de la subvención de 500 millones para los transportistas, el presidente del Gobierno no explica su decisión sobre el Sáhara y el ministro Albares evita aclarar si ha habido o no conversaciones previas con Argelia. Cuando hay un cortocircuito entre lo que se quiere comunicar y la propia comunicación es que quizás no está tan claro lo que se quiere contar.