Los ‘tribuñecos’ del conquense Alberto Alcocer se extienden por todo el mundo

Cuenca

Alberto Alcocer Falcón es de Villalba del Rey (Cuenca), tiene 35 años y trabaja en el sector de las energías renovables, pero como si de un superhéroe se tratase, en su tiempo libre es dibujante y escritor. Como artista, es el creador del particular mundo de La Tribu de Kongarti, un universo de personajes ilustrados que nacieron/aparecieron de pronto en un muro de la piscina municipal de su pueblo y que, a fecha de hoy, se han extendido por todo el mundo ocupando superficies de paredes, cuadros, camisetas, tazas y otros muchos objetos. Si se los encuentra, puede llamarlos tribuñecos porque así son conocidos cada vez por más gente. Lo hemos contado en una entrevista con este creador conquense en Hoy por Hoy Cuenca.

Creador inquieto, Alberto Alcocer acaba de publicar su primer libro: El códice perdido (Europa Ediciones), la primera entrega de lo que pretende ser una saga con el título genérico de El Sexto Reino. La ciudad de Cuenca, en la que vive actualmente, le ha servido de inspiración para Los Puertos, una de las localizaciones de ese mundo mágico y de fantasía al que nos adentramos por las páginas de sus libros.

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Tribuñecos

Alberto no se define “ni como artista ni como escritor”, dice, “solo que todo lo que hago está fuera del realismo”. “El nombre Kongarti es una mezcla de Conguito, que es como llamaban de pequeño porque era muy moreno porque vivía en Andalucía, y de arte”, explica.

Todo comenzó con un encargo para crear un mural en una de las paredes de la piscina de Villalba del Rey. “¿Te atreves a pintar algo y llenar la pared?, me dijeron. Y fue así como, casi sin querer, hice por primera vez estos personajes. Gustó y me han seguido encargando otros. La idea nació sin querer pero ha sido muy bien acogida”, explica Alberto. Sin idea previa, el artista fue creando figuras y figuras, muy juntas unas de las otras, con esos perfiles gruesos de color negro. Y así surgió este estilo tan particular plagado de tribuñecos. “Si le decido dar color le doy mucho y muy intenso, pero la mayoría son en blanco y negro. Al final son doodles, son garabatos”, explica.

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Ahora sus personajes se reproducen en bolsos, monederos, camisetas, botas, zapatillas, cascos de moto, cuadros y murales, y sus seguidores presumen de tribuñecos por todo el mundo, como se puede ver en el mapa que aparece en su web.

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El Sexto Reino

Alberto Alcocer, siempre lejos del realismo, apuesta ahora por otra creación, el mundo de Gran Pantea, de sus territorios como Perseos y de sus personajes como Sophie o Luan Bródovin, protagonistas de su primera novela El códice perdido, aventura fantástica que abre la saga de El Sexto Reino.

“Siempre me ha gustado la literatura fantástica”, reconoce Alberto. “El primer libro que me leí fue La isla del tesoro y me encantó el plano del tesoro. Así fue como yo creé mi propio mapa, sin libro ni nada, que ahora me ha servido de guía. Hay animales inventados, idiomas nuevos, seres vivos que no existen y todo ambientado en una época medieval”. A partir de ahí, una vez creado ese universo, Alberto ha escrito una aventura, les ha dado vida a los personajes. “Sabía lo que quería pero no cómo llegar al final. Así, poco a poco, porque ha sido mucho trabajo, he conseguido que tenga sentido el mapa inicial”.

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Cuenca en el libro

El Sexto Reino es un mundo fantástico con prohombres, magos, halfings, brutos y hombres comunes; con impresionantes ciudades como Ángora, verdes tierras como Halfington, lugares devastados como Entrerríos o el misterioso bosque de las Ninfas.

En ese mundo fantástico hay una localización inspirada en Cuenca. “Los Puertos es una antigua capital del reino a la que le arrebataron la corona”, explica el autor, que “quitando que tiene mar”, dice, la ciudad es muy parecida porque “en el acantilado están los rascacielos de San Martín y las casas colgadas”.