Concretar propuestas ante un margen de resistencia cada vez menor

La agenda de hoy viene repleta de destacadas citas nacionales e internacionales y empieza muy pronto el día. En una hora empieza en Bruselas la Cumbre de la OTAN, con Ucrania como protagonista, y hay reunión también del G7 y Consejo Europeo. Intensa actividad diplomática en la capital europea, justo cuando se cumple un mes del inicio de la invasión rusa a Ucrania, un mes de guerra sin que nada parezca indicar que su final está cerca, ni porque las negociaciones avancen de forma esperanzadora ni porque Putin haya alcanzado unos objetivos que hace hoy un mes parecían a su alcance. La resistencia ucraniana ha situado la guerra en un punto complicado para Putin, que se ceba con la población civil y que ha obligado a más de tres millones de ucranianos a abandonar su país en menos de un mes en el peor y más rápido éxodo que se recuerda en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

La herida que la invasión rusa ha dejado en nuestro continente es ya de unas dimensiones dramáticas y no parece que vaya a dejar de sangrar. Hoy la OTAN y Europa se sientan a hablar de ello con un panorama nada esperanzador. La crisis humanitaria en Ucrania es terrible y la crisis económica que se deriva del conflicto está provocando una onda expansiva también de consecuencias todavía inciertas.

Una crisis económica que se ha traducido en un encarecimiento de la energía y de los carburantes y que en nuestro país ha provocado un malestar que va recorriendo sector económico a sector económico, agravado por una huelga de transportistas que ha puesto en jaque a la fabricación y la distribución de algunos productos básicos. Así que, en la agenda de hoy, hay también una reunión entre el Gobierno y los transportistas para intentar el acuerdo, pero uno de verdad, porque el lunes el Ejecutivo ya anunció uno que quedó en papel mojado. Hoy dice que no se levantará de la mesa sin él.

Lo consiguió ayer con otro sector afectado, los pescadores, que vuelven a la mar tras tres días de paros. Es imprescindible que el Gobierno empiece a concretar sus propuestas porque el margen de resistencia de los sectores afectados y, en consecuencia, de todos los ciudadanos, es cada vez menor.