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¿Por qué Europa aparece ahora més desbordada que efectiva?

Dudas Razonables, el comentario de Josep Cuní

¿Por qué Europa aparece ahora més desbordada que efectiva?

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Barcelona

El gobierno español no tuvo ayer uno de sus mejores días. Protestas en las calles, críticas políticas a derecha e izquierda, sectores industriales parados, empresas bloqueadas por falta de materias primas para producir o transporte para distribuir, y todo forzado por unas circunstancias adversas que definieron un paisaje preocupante por atosigador que repercute directamente en nuestros bolsillos y nuestras mesas.

Son los efectos colaterales de la guerra, sí, pero no solo. Detrás siguen escondiéndose los de la pandemia e incluso los cabos todavía desatados de la crisis financiera de 2008. Pero estas explicaciones poco le importan al ciudadano al que le cuesta llegar a final de mes, especialmente porque el recibo de la luz o del gas se han disparado. O al comerciante o al productor que no pueden repercutirlo en el precio de los productos. O al empresario al que le escasean las materias primas o le es imposible hacer llegar su marca a los estantes de los supermercados.

Y ante este problema de primer orden, el gobierno español ha tardado en reaccionar, diferenciándose de otros de su entorno que se adelantaron con medidas de ayuda que aquí están todavía en estudio. Con esta postal en el bolsillo, Pedro Sánchez se va hoy a Bruselas para intentar que los 27 resuelvan un contencioso complejo que pasa por separar el gas de la subasta eléctrica, una vez ya ha tenido que admitir que no prosperaría su deseo de limitar su precio máximo. Pero la medida pendiente tampoco es fácil que se le acepte porque los 27 han mostrado sus diferencias a raíz de esta crisis que lo es por la provocación de Putin. Este, a sabiendas, sigue presionando con la guerra de Ucrania. Alemania admite que está intentando depender menos del gas ruso, pero por eso mismo no quiere castigar más a quien sigue controlando la espita y ahogando la economía occidental en lo que cree que es la proporcionalidad a lo que occidente intenta hacer con la suya. Y hete aquí como hoy que Joe Biden es el invitado estrella de los 27, estos pueden mostrarse divididos cuando lo lógico, natural, positivo e imprescindible es que sucediera todo lo contrario. Sería la manera más eficaz de agradecerle su ayuda, pero demostrarle que Europa tampoco debe depender de Washington ni aparecer como su súbdito. Aliado, por supuesto y de buen grado, pero no más.

En consecuencia, la duda razonable es por qué esta Europa que nació del embrión fruto de la peor guerra del siglo XX y de la que siempre se dice que avanza a golpes de crisis, aparece ahora més desbordada que efectiva. Y seguramente es porque le falta por aceptar que creyó que Putin era de fiar mientras le firmaba contratos y le ofrecía reciprocidad. Para Putin, sin embargo, y como se ha demostrado, no era suficiente.

 
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