Las autoridades de la ciudad ucraniana de Mariúpol aseguran que el bombardeo ruso al teatro de Mariúpol donde se refugiaban más de un millar de personas el pasado 16 de marzo acabó con al vida de 300 personas. Esta ciudad, situada en el sureste del país, en la costa del mar de Azov, es la más golpeada por los bombardeos de Putin. El presidente de Ucrania compara la situación allí con la matanzas de judíos en Hungría al final de la Segunda Guerra Mundial. Las autoridades siguen trabajando para evacuar a los civiles que aún quedan allí, y en las últimas horas se ha acordado abrir un corredor humanitario que conectará Mariúpol con Zaporiya. Solo este jueves 2.717 personas abandonaron la ciudad portuaria hacia Zaporiya en medios de transporte privados. Las autoridades ucranianas aseguran que el Ejército de Rusia ha destruido «casi por completo» las infraestructuras civiles. El Ayuntamiento de Mariúpol ha denunciado que ya hay gente en esta ciudad que muere de hambre: «Más y más personas permanecen sin reservas de alimentos». La ciudad portuaria ha permanecido bajo un intenso fuego constante desde el comienzo de la invasión rusa el pasado 24 de febrero. Mariúpol se ha convertido en una de las más golpeadas por las fuerzas rusas en estos últimos días, hasta el punto de que el pasado 14 de marzo las autoridades ucranianas denunciaron que más de 2.500 personas habían muerto en el área. La ONU reconoce que es difícil obtener información clara sobre lo que está pasando. Tras conocer la noticia, el Ayuntamiento de Mariúpol ha emitido un sentido mensaje a través de Telegram: Lamentablemente, comenzamos este día con malas noticias. Testigos presenciales informaron que unas 300 personas murieron en el Teatro Dramático de Mariúpol como resultado del bombardeo de un avión ruso. No quiero creer en este horror hasta el final. Hasta el final quiero creer que todos lograron escapar. Pero las palabras de quienes estaban dentro del edificio en el momento de este acto terrorista dicen lo contrario. El Teatro Dramático en el corazón de Mariúpol siempre ha sido el sello distintivo de la ciudad. Un lugar de encuentro, fechas, un punto de referencia. «¿Dónde estás? Estoy en teatro». Cuántas veces hemos escuchado o dicho esta frase: «Sobre el drama»... Ahora no hay más drama. En su lugar, apareció un nuevo punto de dolor para los habitantes de Mariúpol, ruinas que se convirtieron en el último refugio de cientos de personas inocentes. El teatro dramático fue destruido cínicamente por los heraldos del «mundo ruso». Estos fascistas del siglo XXI no fueron detenidos ni por la enorme inscripción NIÑOS, ni por las declaraciones de la gente misma de que solo había gente pacífica allí: mujeres, niños, ancianos. El ocupante sabía dónde estaba golpeando. Sabía cuáles podrían ser las consecuencias, y de todos modos las bombas cayeron sobre el lugar, que se convirtió en un refugio para cientos de residentes de Mariúpol. No puede haber y nunca habrá una explicación para esta crueldad inhumana. Como nunca habrá perdón para quienes trajeron devastación, dolor y sufrimiento a nuestro hogar. Podemos restaurar edificios, pero nunca recuperaremos a amigos, vecinos, familiares y seres queridos. Bendita memoria de todas las víctimas inocentes de la loca guerra librada contra Ucrania por el país agresor, el país terrorista Rusia.