Menores expuestos a las mafias en su huida de Ucrania
Save The Children alerta de que las mafias de trata aprovechan el caos y la vulnerabilidad de los refugiados ucranianos
La crisis de refugiados por la guerra en Ucrania ha dado vía libre a las organizaciones de tráfico de personas. Organizaciones humanitarias como Save The Children han detectado la presencia de mafias de explotación infantil en las fronteras ucranianas aprovechando el caos generado por el éxodo masivo.
La alta presencia de voluntarios y organizaciones de ayuda a los refugiados “deja espacio para que también haya gente malintencionada y que se puedan dar preocupaciones de protección”, explica Francesco Cecon, especialista en protección de la infancia de Save The Children. Teme que eso pueda dar lugar a un vacío en el que los menores se vean separados de sus cuidadores y caigan en redes de trata.
La mayoría de niños y adolescentes que Cecon ha visto cruzando la frontera iban acompañados por sus familias, generalmente sus madres, pero le preocupan las adolescentes que llegan solas y que son particularmente vulnerables. Las redes de tráfico humano aprovechan la confusión, el cansancio y la necesidad de esperanza de estas personas.
El portavoz alerta de que un simple momento de separación puede bastar para que las mafias actúen, “a menudo con falsas promesas de transporte, ayuda o asistencia, que pueden timar a los niños o adolescentes y crear un vínculo de confianza para aprovechar esta relación de poder que se establece cuando se está proporcionando ayuda a personas que las necesitan”.
Para prevenir el riesgo, Cecon insiste en la importancia de evitar la separación de las familias y hacer un monitoreo de los niños y niñas. También se debe “establecer un mínimo nivel de confianza con el menor informando de cuál es tu rol, qué tipo de apoyo da tu organización, para que se sienta en confianza para compartir información sobre su estatus, dónde está su familia…” Además, llevan signos distintivos para hacer saber que forman parte de una organización.
Las armas de Putin
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Payasos en la frontera
Para recibir a los niños refugiados y hacerles el éxodo más ameno, han viajado hasta la frontera de Polonia con Ucrania Boris Rivás y Lucía Pennini, de Payasos Sin Fronteras. Nos cuentan que allí han estado realizando dos funciones diarias en las zonas de entrada de refugiados, una primera incursión para abrir la puerta a los compañeros que lleguen después.
“Los escenarios de guerra siempre tienen algo en común, los niños están ahí con sus ojitos mirándote y no saben bien lo que pasa”, recuerda Lucía. Asegura que hay algunos que tienen una mirada más triste porque no saben qué va a ser de ellos, y otros con ilusión porque les han dicho que se van. Pero lo que todos tienen en común es la excitación al ver sus actuaciones. “Son muy curiosos y abiertos”, dice Boris. Se quedan a ver su actuación y les abrazan, les dan cosas…
“También es muy importante la mirada de las madres porque están ahí viéndolos y es como que vuelven a vivir”, celebran. Las familias agradecen tener un descanso gracias a los voluntarios que atienden a los menores.
Los refugiados ucranianos que han conocido, cuentan, “se les ve muy próximos a nosotros, con una vida muy parecida, y se les han roto todos los esquemas”. De un día para otro deben huir con toda su vida en bolsas de plástico.