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Pepe Viyuela: "Todos llevamos un tartufo dentro"

El actor riojano protagoniza en el Bretón de Logroño la adaptación del Tartufo de Moliere

Pepe Viyuela: "Todos llevamos un tartufo dentro"

Logroño

El Teatro Bretón ofrece este fin de semana la obra teatral “Tartufo”, de Molière, con la versión y dirección de Ernesto Caballero y la interpretación de Pepe Viyuela.

El actor riojano destaca la rabiosa actualidad de un texto, que a pesar de haber sido escrito a finales del siglo XVII, habla de algo tan universal y tan instalado en nuestras vidas como la hipocresía y la mentira.

Según Viyuela, “una obra para reírse, pero también para provocar una reflexión en el espectador” porque cuando nos miramos hacia dentro nos damos cuenta de que “todos llevamos un tartufo dentro”.

Hoy en día, contamos además con más herramientas para dar cabida a esas mentiras, a esas falsas apariencias, como las redes sociales, a las que el actor ha renunciado “porque le quitaban tiempo y eran un campo abonado para las críticas descarnadas, muchas veces en el terreno personal”

Pepe Viyuela asegura que “la cultura, en general, y el teatro, en particular, pueden ser un bálsamo para afrontar los numerosos problemas que vive la sociedad actualmente”

La Obra

“Tartufo' relata cómo el buen burgués Orgón ha caído bajo la influencia de Tartufo, un falso devoto, que busca quedarse con todos sus bienes. El impostor exagera la devoción y llega a convertirse en el director espiritual de Orgón. Además, pretende casarse con la hija de su benefactor, al tiempo que trata de seducir a la segunda esposa de este, Elmira, mucho más joven que su marido. Una vez desenmascarado, tratará de aprovecharse de unas donaciones firmadas que Orgón le ha transmitido para intentar echar al dueño de su propia casa. Recurre, incluso, ante el rey, pero este hace que Tartufo sea detenido al descubrir que el beatucón no es más que un estafador.

Molière escribe “Tartufo” en 1695, pero tendrá que esperar cinco años para ver estrenada su sátira, ya que fue prohibida su representación al ser acusada de lo que en nuestros días llamaríamos “delito de odio”. Finalmente, el rey Luis XIV levanta la prohibición y es estrenada con éxito en París.

La intención de la obra es, según el propio autor, “la crítica de los falsos devotos, de los hipócritas que se presentan bajo la apariencia de personas con fuertes valores cristianos y que esconden otros intereses”. El tema principal es, pues, el de la hipocresía, aunque la pieza suscita también otras cuestiones no menos relevantes como la obstinada e irracional resistencia para reconocer la evidencia de los hechos, la acomplejada necesidad de subyugación del sujeto a demagogos manipuladores, la colosal distancia entre los miríficos enunciados morales y el inconsecuente comportamiento de sus predicadores, el severo e implacable despotismo de la superioridad moral, la justificación de la mentira como recurso natural del superviviente...