Tarik: Un "Coda" español en una familia de sordos
Tiene 16 años. Estudia cuarto de la ESO y quiere ser ingeniero. Desde pequeño aprendió la lengua de signos y acompaña a sus padres cuando no hay intérpretes para hacer gestiones o ir al médico
Tárik: Un "Coda" español en una familia de sordos
Madrid
Tarik se identifica perfectamente con dos culturas, la de la comunidad sorda y la de los oyentes. Estudia en un colegio de inclusión de Madrid en el que hay niños sordos y oyentes y ve las carencias del sistema, con falta de intérpretes. Desde pequeño ha desarrollado la visión espacial. Incluso los problemas de física en su cabeza los resuelve mejor con la lengua de signos. "Es una de las mejores aptitudes que tengo. Yo puedo transmitir todo lo que leo y pienso a un espacio tridimensional y eso me ayuda mucho para las ciencias, la ingeniería, la arquitectura", nos cuenta. También ha cogido buen nivel de inglés y tira de ironía al recordar momentos de su infancia. "Yo de pequeño, cuando se perdía el mando, encendía la tele y como el último que la había visto era mi padre, estaba sin volumen yo me tiraba toda la tarde viendo Bob Esponja con subtítulos y he ganado velocidad leyendo y buen nivel de inglés".
Su familia
Mar es la madre de Tarik. Sorda de nacimiento es maestra de lengua de signos en un colegio de Madrid. El padre, Nízar, es de origen marroquí y uno de los primeros universitarios de su generación. Es lingüista, profesor de lengua de signos y comunidad sorda en la Universidad Rey Juan Carlos y este año se lo ha tomado sabático. Ellos son independientes en su día a día, pero nos cuentan que la pandemia les ha hecho más vulnerables y han tenido que tirar más de Tarik. Por el uso de mascarillas se quedaron sin el recurso de leer los labios y esto les complicó la vida. "En el momento del confinamiento cuando no podíamos salir, muchas gestiones se hacían por teléfono. Eso fue una frustración y ahí sí que presionamos un poco a Tarik y le pido perdón. Seguro que lo entiende. Le involucré demasiado en cosas que no son de su incumbencia, pero mi marido también es sordo, mi familia, mis amigos y fue una situación compleja porque no acababan de entender que nadie pudiera hacer esa llamada o gestión, salvo mi hijo, que es menor", argumenta Mar.
Los Coda de los 80 lo tenían más complicado
Mónica Herrero es intérprete de FeSorCam (Federación de personas sordas de la Comunidad de Madrid) y también es Coda, hija única y oyente de padres sordos. "En mi generación cuando yo era pequeña no existía la figura del intérprete de lengua de signos y era todo caridad. A mi padre, que nació en los años 40, se le conoce en el pueblo como el Mudito y estamos hablando del siglo XXI", nos cuenta Mónica con quien repasamos momentos de su infancia. "Yo he ido al ginecólogo con mi madre. Cuando tenía seis años, tuve que ir a urgencias con ella a explicarle que le iban a quitar el útero y la matriz" y recuerda otro día con su padre. "Cuando le despidieron en el trabajo, yo tuve que hablar con su jefe. Yo le di la noticia del despido a mi padre", relata. "Ahora no tiene nada que ver", explica. "Hay más cultura inclusiva. Hay más tecnología de comunicación. En mi generación no había ni móvil. Antes las personas sordas eran absolutamente dependientes.