Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, señala que el IPC de marzo sufrirá “un repunte muy significativo” y apuesta por medidas muy focalizadas y un pacto de rentas “flexible” para hacer frente a la pérdida de poder adquisitivo que esto supone. La inflación se disparó el pasado mes de febrero un 7,6%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, su registro más elevado en más de 35 años, y amenaza con marcar un dato más alto en el mes de marzo, según ha anticipado este martes el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos que ha señalado que “los datos de marzo van a ser especialmente negativos, se va a producir un repunte muy significativo”. Una situación que, según ha explicado Hernández de Cos, se debe especialmente al encarecimiento de los precios de la energía que ya se estaba produciendo antes de que se desatase el conflicto en Ucrania pero que este ha incrementado. De hecho, según el dato de IPC de febrero, el precio de la electricidad aumentó en ese mes un 80%, mientras que los hidrocarburos como el butano se habían encarecido un 33%, el gasóleo un 28% y la gasolina un 25%. Y ese es, de todos los canales analizados por el Banco de España -canal de materias primas, de exposición financiera, comercial y de confianza- el que más impacto está sufriendo, aunque el regulador también detecta un deterioro en la confianza de los consumidores que, de momento, no se ha traducido en una caída del consumo, según ha explicado Hernández de Cos, quizá debido en parte al “efecto acaparamiento” que ha podido producir el miedo a la falta de abastecimiento de los últimos días. De hecho, las previsiones del regulador pasan por el hecho de que los precios de la energía se mantengan especialmente elevados durante los próximos años. “El mercado está anticipando que haya una elevada persistencia, no que se produzcan incrementos adicionales, pero que, en cualquier caso para los próximos dos o tres años una parte importante del incremento de los precios energéticos que hemos vivido permanezca aquí”, ha explicado Hernández de Cos en un desayuno informativo en la Institución Futuro. Una situación, la del incremento de precios, que el gobernador del Banco de España apunta que afecta más a las rentas más bajas, puesto que las familias que están en el decil más pobre de la renta destinan un 25% de su presupuesto a energía y alimentación -las partidas que más afectadas se están viendo por el incremento de precios- mientras que las del decil más rico, las que tienen rentas más altas, destinan tan solo un 15%. Como en ocasiones anteriores, Hernández de Cos ha subrayado la importancia de llegar a un acuerdo de rentas que consiste fundamentalmente, ha dicho, en “admitir que el país es más pobre hoy que hace unos meses” y llegar a un acuerdo entre trabajadores y empresarios para que ese empobrecimiento no recaiga sobre una de las dos partes, evitando además los llamados “efectos de segunda ronda” que podrían convertir esta elevada inflación en algo estructural. Un pacto de renta que, según ha señalado Hernández de Cos, ya se está produciendo porque el incremento los salarios pactados en convenio, hasta febrero, se sitúa en el 2,3%, “quiere decir que los trabajadores están admitiendo una pérdida de poder adquisitivo” porque la inflación está mucho más elevada mientras que, con datos del cuarto trimestre de 2021, los últimos disponibles, los márgenes empresariales también están cayendo, en particular en los sectores más intensivos en energía. Lo que supone que “los empresarios no están trasladando la totalidad de los precios energéticos a los productos finales”. Esa sería, en su opinión, la tendencia a consolidar, siempre teniendo en cuenta que ha de ser un “pacto de rentas flexible” porque no va a afectar a todos los sectores de la misma manera, por lo que no todos van a estar en la misma situación. Respecto a las medidas que se han de tomar frente a esta situación de empobrecimiento, el gobernador del Banco de España ha defendido que la respuesta debe de producirse a nivel europeo –y que a medio plazo debería incluirse también un incremento tanto de la autonomía energética de la Unión como de la autonomía en materia de defensa- y que, en el plano nacional ha de haber “En haber un apoyo de la política fiscal, pero tiene que ser granular, focalizado, tiene que centrarse en los hogares más vulnerables, en las empresas más afectadas por la perturbación. En segundo lugar, las medidas que se articulen tienen que ser temporales”.