La pandemia no nos hizo mejores
La Firma de Guillermo Flores

"La pandemia no nos hizo mejores", la Firma de Guillermo Flores
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Palencia
Muy atrás quedaron esos momentos de euforia, unión y solidaridad que estos 2 años de pandemia nos dejaron. Dos años después, lejos de ser mejores, han ido aflorando las miserias del ser humano.
La pandemia aniquiló aspectos básicos de nuestra raza, el trabajo y la socialización. La pandemia nos ha hecho más desconfiados con nuestros conciudadanos y por supuesto con las instituciones públicas.
Los trabajadores vimos cómo, cuando vienen mal dadas, cada uno ha recibido un trato distinto. Unos perdían sus negocios, sus ahorros o tenían que pedir créditos. Otros tenían insuficientes ayudas o que ir a las colas del hambre. A otros se les protegía, gracias a dios, con un ERTE al 75% y muchos seguían con su sueldo completo intocable.
Ahora tenemos más miedo. Los vecinos asustados, criminalizaron a la hostelería y pedían su cierre. Exigían, distancias, espacios, silencio… Tras 2 años de ocio apagado o a medio gas, son muchos los que echan de menos la tranquilidad de la pandemia y de más, las molestias de bares y restaurantes abiertos. Hoy las denuncias se multiplican a medida que se recupera el ambiente perdido.
Nos hemos vuelto más intolerantes, incluso la policía local este sábado pasado cerró los bares de noche a las 4.30 hora buena, sin contar con el cambio de hora y quitando así la mejor hora de trabajo del denostado ocio nocturno, algo que no ha ocurrido en 35 años.
Los colegas de gremio nos enfrentamos entre nosotros, recriminándonos lo que algunos hacían mal o lo que a unos se les permitía y a otros no.
Los clientes intensificamos las comprar por internet, hicimos más rico a Amazon y más pobre a nuestro comercio minorista ya herido de muerte antes.
Las grandes empresas, a lo suyo. Bancos, eléctricas, seguros, operadores de comunicaciones... demostraron muy poca o nula solidaridad con el momento. La misma que demostraron algunos propietarios con el alquiler de su local.
La sociedad criticó hasta el insulto a los que no cumplían con las normas impuestas y surgieron los negacionistas. Los jóvenes y no tan jóvenes hacían sus fiestas privadas ante el estupor del resto de la población. Los vecinos y automovilistas se enfrentan a los hosteleros por las terrazas en plazas de aparcamiento. Vernos cara a cara lo hemos sustituido en gran medida por el zoom, por el móvil y por Netflix. Y muchos para trabajar no hace falta que vayan al trabajo. Perdimos libertad con tantas normas incoherentes que discutíamos.
Ahora corremos a recuperar el contacto con amigos y familia, participar en eventos y viajar. Los que puedan, porque lo que sí es cierto es que esta pandemia agudiza la desigualdad entre pobres y ricos.
Ojalá que el tiempo pasado no borre los buenos sentimientos que vivimos y lo que aprendimos. Aunque ya se sabe, el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.




