La eterna juventud que habita en la sociedad precaria
El Congreso del Bienestar: Felicidad y Justicia Social concluyó con un diálogo sobre la juventud entre Inés Martín Rodrigo, Salva Reina y Juan Soto Ivars
La moderadora de la última de las mesas del Congreso del Bienestar de Cádiz, Luz Sánchez Mellado, arrancó el diálogo sin rodeos. "¿Qué es ser joven?", preguntó a Inés Martín Rodrigo, Salva Reina y Juan Soto Ivars. Y en ese orden respondieron los ponentes.
"Las etiquetas me gustan poco, estereotipan aún más esta sociedad ya estereotipada. Creo recordar que según el Consejo Español de la Juventud, uno deja de ser joven a partir de los treinta años. En la practica a uno le consideran joven hasta los cincuenta años. Uno deja de ser joven cuando ya no lo quieren en el trabajo. Es una categoría un poco voluble, confusa y de un tiempo a esta parte, aún más difícil de definir", dijo Inés Martín Rodrigo.
Salva Reina cree que "uno es joven hasta que uno quiere", y elogió a la juventud de hoy en día "que viene rompiendo con ideas muy frescas y rompedoras, aunque faltaría que alguien les escuchase". Por su parte, Soto Ivars, "el benjamín de la mesa" según Luz Sánchez Mellado, explicó que "él era un joven muy raro porque quería ser viejo con 20 años y me jodía que me llamasen joven, porque me daba cuenta de que del joven se esperaba una cosa dicharachera y tiene una presión encima que es enorme, porque se le mira con la esperanza de que él haga lo que no hicimos nosotros".
Además, señaló que la juventud "es una especie de maldición bíblica". Y prueba de ello, según el escritor y periodista, es que estamos ocultándola, porque "metemos a los abuelos en residencias para no ver la vejez y nos maquillamos para no ver la vejez. Y yo me pregunto: ¿esta idolatría a la juventud hasta qué punto es miedo a la muerte?".
Martín Rodrigo propuso discernir entre el aspecto socioeconómico y el aspecto físico a la hora de abordar la juventud. "Una cosas es aspirar a no envejecer y otra cosa es cómo se vive siendo joven, como el sueldo que te están pagando".
Luz Sánchez Mellado continuó proponiendo aristas del debate revelando que tiene "dos hijas que ya no quieren hacer nada con su madre". Una anécdota que provocó las risas cómplices entre el patio de butacas, antes de que la periodista de El País lanzase a los ponentes otra pregunta a la que se le podría dedicar otro congreso del bienestar: "¿Qué es el éxito?".
Soto Ivars explicó que no quiere pantallas para los colegios de sus hijos "por lo nociva que es la interacción contínua con pantallas, que provoca, entre otras cosas, una idea del éxito muy peligrosa con figuras de triunfadores absolutos como Rosalía, Ibai o Morad".
Reina recogía el testigo expresando su opinión sobre los modelos sociales de la actualidad, mientras que ahora "está habiendo éxito de gente que es igual que los chavales en sus cuartos, y eso genera una sensación de que lo puede hacer cualquiera que desvía la búsqueda de la excelencia por la búsqueda de lo cotidiano". Luego, el actor andaluz pretendió continuar su argumento pero concluyó con un gran golpe de humor: "como ya no soy joven, se me ha olvidado".
Inés Martín Rodrigo opina que "se trata de no demonizar lo actual" a pesar de todos sus defectos, y abogó por ver las redes sociales como una herramienta laboral "muy útil, que te permite llegar a muchas más personas, incluso desde el punto de vista literario". El vivo ejemplo es ella, que ha llegado a lectores de su novela -Las formas del querer, premio Nadal 2022- "a los que nunca habría llegado de otra forma".
"Esta es la época de los cabizbajos", espetó Luz Sánchez Mellado mientras miraba su palmas de las manos simulando un teléfono para referirse a la dependencia de la sociedad con la tecnología y las pantallas. Algo que relacionó con la importancia de la salud mental y las relaciones personales entre los jóvenes, la llamada 'generación de cristal'.
El suicidio es una de las principales causas de muerte entre la juventud, dijo Martín Rodrigo, quien puso el foco también en los trastornos alimenticios, la ansiedad y la depresión, volviendo de nuevo a las expectativas que hay sobre los jóvenes para encontrar una de las cosas que motiva estos trastornos.
"La volatilización de los vínculos ha sido agravada por la pandemia, que los ha cronificado, pero ya venía de antes", expresó Juan Soto Ivars, quien destacó que normalmente en los medios de comunicación aparecen los mismos jóvenes de una determinada clase social cuando se trata de noticias que no son negativas.
Salva Reina reflexionó sobre la frustración y la juventud porque, a su juicio, "en la base total y primigenia, todos lo jóvenes tienen los mismos problemas que tuvimos nosotros, como el desconocimiento de su cuerpo, los cambios o el futuro laboral. Lo que pasa es que tú quieres comparar tu juventud con la suya, y su mundo es completamente diferente. Los niveles de frustración son aun mayores porque quieren crecer antes de tiempo cuando las circunstancias y lo que le rodea no se lo facilita".
"La jornada más simpática y amable, a pesar de estar hablando de un mundo incierto, como es el de la juventud", dijo uno de los asistentes desde el patio de butacas en el turno de preguntas. Como sucede con la propia juventud en sí, el diálogo entre Martín, Reina y Soto estuvo repleto de cuestionamientos, temas que son tendencia, opiniones pesimistas -acaso distópicas- y también esperanzadoras. No sabemos cuándo dejaremos de ser jóvenes; ni siquiera cuándo empezamos a serlo al dejar de ser niños. Tampoco si algún día lograremos comprender al que vive su juventud y sus inquietudes. Y quizás esa sea la respuesta: que la juventud es lo que sucede mientras los adultos tratan de definirla.
Manu Sola
Redactor y locutor de informativos. Se incorporó...