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Victoria justa sobre la bocina y con polémica

La Real Sociedad gana en el Reale Arena al Espanyol (1-0) con un gol en el descuento de Isak, que transformó un riguroso penalti de Calero sobre Merin. Sin hacer un gran parte, el gol hizo justicia a los mayores méritos realistas

SAN SEBASTIÁN, 04/04/2022.- Los jugadores de la Real Sociedad, el sueco Alexander Isak (d) y Diego Rico, celebran el gol que ha dado los tres puntos al equipo donostiarra durante el encuentro correspondiente a la jornada 30 de primera división que han disputado hoy lunes frente al Espanyol en el Reale Arena de San Sebastián. EFE / Juan Herrero. / Juan Herrero (EFE)

SAN SEBASTIÁN, 04/04/2022.- Los jugadores de la Real Sociedad, el sueco Alexander Isak (d) y Diego Rico, celebran el gol que ha dado los tres puntos al equipo donostiarra durante el encuentro correspondiente a la jornada 30 de primera división que han disputado hoy lunes frente al Espanyol en el Reale Arena de San Sebastián. EFE / Juan Herrero.

San Sebastián

Alexander Isak dio la victoria sobre la bocina a la Real Sociedad contra el Espanyol en un partido espeso, de poco fútbol u mucha defensa, que tenía toda la pinta de acabar sin goles, imponiéndose así el plan defensivo de los periquitos al de los donostiarras, que buscaron más el gol, pero faltos de toda inspiración. El triunfo vale su peso en oro, porque permite a la Real dar un paso de gigante hacia Europa, ya saca seis puntos al séptimo clasificado, y sigue la estela de Betis, Barça y Atlético, soñando con acercarse a esa pelea en este tramo final. Otra victoria realista, dicho sea de paso, por 1-0, que ya es un clásico esta temporada en el Reale Arena. Ganó el que más lo buscó, aunque no estuviera inspirado en los metros finales. Pero el trabajo en defensa del Espanyol también mereció quizá el punto que tenía hasta que llegó el polémico penalti de Calero sobre Merino, que resultó ser la jugada clave del partido. Con mucha tensión se decretó un penalti salvador para la Real que convirtió Isak con la rabia de aquel que lleva toda la noche buscando ese gol que hace tanto tiempo se le resistía. Puede que, incluso, fuera justicia poética. A veces el fútbol premia a quien intenta jugar. Ese fue el ‘Txipiron sueco’. Y el Espanyol dará vueltas a esa jugada durante varios días. Quizá no le falte razón, pero es que arbitraje esta jornada ha sido para dar de comer aparte. Fue el epílogo lógico a una jornada extraña en cuanto a decisiones arbitrales.

El guion de la primera parte fue el esperado. Ninguno de los dos equipos se salió del guión. Las bajas sólo modificaron la fisionomía inicial, el sistema con el que afrontar el choque, porque las intenciones y el planteamiento no parecía variar. El Espanyol salió replegado en defensa, casi renunciando a las tareas ofensivas, con la firme idea de no dejar espacios a la espalda de su defensa para evitar más carreras, siempre peligrosas aunque no atraviese por su mejor momento de forma, de Alexander Isak. Pero eso no significaba renunciara al ataque, porque a balón parado generó más peligro en ese primera acto que toda la Real con su abrumadora posesión. Dos remates de cabeza que se marcharon rozando la portería de Remiro helaron la sangre de los pocos más de 20.000 aficionados que se dieron cita en el Reale Arena.

Y mientras, los donostiarras, cambiando de sistema para jugar con un 4-3-3 con Isak, Portu y Sorloth como tridente atacante, no eran capaces de generar situaciones de peligro ante la portería del irundarra Oier Olazabal. Dominaban, sí; monopolizaban la posesión de la pelota, pero ni juntando a Silva Y Rafinha eran capaces de encontrar la inspiración.graban a línea de tres cuartos con relativa facilidad, pero dentro del área se les fundían los plomos. Solo una buena acción de Rico finalizaba por Silva con una buena mano de Oier. Esa fue la única ocasión que llevarse a la boca. Demasiado poco. Y según pasaban los minutos se contagiaba del ritmo cansino del Espanyol y daba cada vez menos velocidad al balón. Y así es muy complicado. Así que el empate sin goles al descanso era un resultado de lo más lógico. Mucho debían cambiar las cosas en la segunda parte para que mejorase el espectáculo.

El partido estaba como el tiempo, gélido. Y solo Isak parecía tener la intención de calentarlo un poco. Pero todos sus intentos terminaban igual, galopadas llenas de ilusión que perdían Gad y acababan estrellándose contra la defensa del Espanyol. Hasta que a los cinco minutos de la reanudación, un centro del sueco era rematado en posición forzosa por Sorloth. La pelota entraba en la portería de Oier, pero desde la sala VOR Soto Grado llamaba a Jaime Latre para advertirle de un agarrón del noruego a Cabrera antes de su remate. El VAR anulaba el gol de la Real de forma muy rigurosa. El partido seguía en tablas. Pero la decisión arbitral no sólo encendió a la grada, sino que terminó de despertar a Isak, que dejó la banda para echarse el equipo a la espalda recorriendo el ancho del partido. La Real parecía reaccionar un poco. El Espanyol seguía a lo suyo, defenderse y poco más. Pero no se le motivaba incómodo. El único capaz de inquietar la muralla periquita era Isak, con sus diagonales. En una de ellas, tras una pared con Djouahra, cerca estuvo del premio que buscó toda la noche con insistencia. Y en otra, cuando se preparaba para cazar un centro de Rico desde la izquierda, Rafinha se le adelantó rematando desviando de cabeza. El brasileño, tras un buen esfuerzo, dejó su sitio al final a Merino.

Pero la Real no era capaz de materializar su dominio, infructuoso porque le faltaba claridad y velocidad en los metros finales para superar la poblada defensa periquita. Así que al Espanyol le dio por probar a salir un poco de su cueva, y las dos veces que se estiró acabaron con sendos remates con muy mala intención de Vihlena. Así lanzaba un mensaje a una Real volcada en campo contrario, pero seco de ideas. Los de Vicente Moreno apenas dejaban espacios entre líneas para pensar a los jugadores creativos del conjunto de Imanol, y así era muy difícil encontrar un hueco por donde colarse para llegar hasta los dominios de Oier. Solo destellos de Isak, y chispazos de Djouahra, que salió con ganas del banquillo. Pero sus disparos no encontraban portería. Tampoco el misil de Rico. La Real lo intentaba, cada vez más frustrada. El Espanyol se defendía con orden y concierto, viendo cada vez más cerca un punto muy trabajado. A los donostiarras no les sabía tan bien, después de tanto remar para no llegar a la orilla con el botín deseado, y quizá, al menos por insistencia, merecido. Pero entonces llegó la jugada clave del partido. Con la Real volcada, más con corazón que cabeza, Merino pisó área y Calero le derribó lo suficiente como para que Jaime Latre, no sin la tensión de la revisión del VAR, pitara penalti. Y tenía que ser Isak el encargado del marcarlo, el único que durante todo el partido quiso y buscó el gol. Lo encontró sobre la bocina para confirmar las aspiraciones europeas de la Real.

Roberto Ramajo

Roberto Ramajo

Entro en el grupo en 2002 como redactor de prácticas. En 2005 se incorporó a la redacción en Gipuzkoa...

 

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