Antes Alepo. Hoy Ucrania. Gernika es ahora

José Ángel Etxaniz estaba ayer emocionado (en 'La ventana'). Como tantos gernikeses, hijos o nietas de quienes sufrieron el bombardeo con el que Zelensky quiso acercarnos a la invasión de su país por Rusia. A esa hora llegaban a la villa foral 35 refugiados ucranianos. Como en el 37 tantos huyeron con su colchón a cuestas porque ya no existía Gernika. Etxaniz reconoce ahora en Mariupol esos escombros. Como en Bucha reconocemos a víctimas civiles que los agresores niegan, como ocurrió con Franco, y a un periodista, George Steer, que abrió los ojos al mundo sobre lo que realmente estaba ocurriendo.

He vuelto a escuchar Gernika es ahora, la obra que Luisa Etxenike escribió para la Cadena SER en el ochenta aniversario del bombardeo. Lo que entonces era Alepo es hoy Ucrania. Según la obra, no es que las sociedades que no recuerdan estén condenadas a repetir los errores de su pasado. Es que están condenadas a no entender ni sentir su presente. "Hasta ahora veía imágenes mudas o que hablaban en idiomas que no entiendo", decía el protagonista. "Las veía, pero no las sentía. Ahora tienen voz para mi”. Eso es lo que pretendía y espero que haya conseguido Zelensky.