Dos avisos
El comentario de Alberto Menéndez en 'La Ventana de Asturias' (07/04/22)
Asturias
El sanchismo asturiano que lidera el presidente del Principado y secretario general de la FSA, Adrián Barbón, recibió dos claros toques de atención el pasado fin de semana. Que el Partido Socialista en la región no es una balsa de aceite se sabía, pero que los críticos a la gestión de la dirección de la Federación fuesen capaces de hacerse con el control de la agrupación más numerosa de Asturias, la de Gijón, no era algo, en principio, previsible. Pero el díscolo Monchu García ganó, con ciertos apuros, pero ganó y logró arrebatar a los oficialistas, a la ejecutiva de la FSA, la joya de la corona municipal socialista.
Por supuesto que Barbón y su equipo evitaron dar un respaldo oficial al otro candidato al liderazgo en el PSOE gijonés, Iván Fernández Ardura. Pero los gestos son los gestos y ahí sí mostró su preferencia Barbón por quien fue hasta el pasado domingo el secretario local de la agrupación. Los gestos, y el semblante delataron al número uno del socialismo asturiano. Es evidente que el sanchismo no se esperaba la derrota en Gijón. Y que le duele mucho.
Como probablemente tampoco la esperaba en Llanes, feudo controlado hasta ahora por la mano derecha de Barbón en la FSA, Gimena Llamedo, a través de una comisión gestora. Aquí fue un trotamundos de la política, Antonio Trevín (ex alcalde, ex presidente del Principado, ex delegado del Gobierno, ex diputado regional y nacional), el encargado de dar con la puerta en las narices al sanchismo. Y triunfó no sólo en la comarca natal de Gimena Llamedo sino también la de la todopoderosa Adriana Lastra.
Trevín intentó primero contar con el beneplácito de la dirección de la FSA. Pero su pasado antisanchista pudo más y en Oviedo le buscaron un rival, que ni con todo el apoyo indisimulado del aparato de la organización consiguió la victoria.