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Familiares de los fallecidos en la residencia Ca n'Amell: "¿Por qué los dejaron sufrir, por qué?"

Ramiro Berrocal perdió a su padre en la residencia de Premiá de Mar: "Cuando intervinieron la residencia, me llamaro y me dijeron que todo lo que me habían dicho de mi padre era mentira; que llevaba días sufriendo, saturando al 40% y que había que administrarle paliativos para que muriera sin dolor"

"Me llamaron y me dijeron que era todo mentira": los testimonios de familiares afectados por los fallecimientos en la residencia Ca n'Amell

"Me llamaron y me dijeron que era todo mentira": los testimonios de familiares afectados por los fallecimientos en la residencia Ca n'Amell

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Barcelona

"Lo único que no entiendo es... ¿por qué?, ¿por qué todo ese sufrimiento?, ¿por qué se negaron a aceptar ayuda?, ¿por qué los dejaron sufrir?". Son las preguntas que atormentan a Ramiro Berrocal. Su padre, de 85 años de quien heredó también el nombre, murió, como más de 90 ancianos tras contagiarse en la residencia Ca n'Amell, de Premiá de Mar.

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Ayer la fiscalía denunció por homicidio imprudente, lesiones y trato degradante a la dirección del centro. Este jueves, Berrocal ha contado a la SER la pesadilla que vivió su padre en el centro donde deberían haberle cuidado.

En marzo de 2020, durante la primera ola de la pandemia, se prohibieron las visitas de familiares a residencias. Desde ese momento, todo lo que Berrocal y el resto de familiares supieron de los ancianos fue a través de la dirección de la residencia. "Nos iba comentado que todo estaba bien, que estaba todo controlado, que no tenían ningún caso de COVID y que, si algún residente tenía fiebre, en seguida lo separaban y aislaban, así que todo estaba controlado; luego se destapó que la realidad era todo lo contrario", recuerda Berrocal.

La investigación ha documentado que hasta que la Generalitat intervino el centro, no se tomó ninguna medida para prevenir contagios. El "caos" y la falta de cuidados básicos generó un brote que acabó con la vida de 87 usuarios. Otros 9 habían muerto las semanas anteriores. "Estaban totalmente desatendidos: no les daban de comer, ni de beber; les tenían en unas condiciones absolutamente precarias", denuncia Berrocal.

Los Mossos tuvieron que forzar el acceso a los servicios médicos

La elevadísima mortalidad en el centro alertó a la Administración que envió a los servicios médicos a comprobar lo que estaba ocurriendo. "La dirección les negó la entrada, así que tuvieron que llamar a los Mossos d'Esquadra para forzar su acceso y ver cuál era la situación". Cuando el Departament de Salut se hizo cargo de la residencia, Ramiro Berrocal se enteró del estado en el que realmente estaba su padre.

"El director y la directora médica habían dicho que había tenido algo de fiebre pero que se encontraba bien", recuerda. El mismo día que la Generalitat tomó las riendas del centro, recibió una llamada.

"Me dijeron que todo lo que me habían estado explicando de mi padre era totalmente mentira. Estaba saturando al 40% y sufriendo desde no sabían hacía cuanto tiempo. Me dijeron que tenía dos opciones o dejarlo que siguiera sufriendo o autorizarles para que le aplicaran paliativos para que muriera sin dolor", relata Berrocal, que sigue sin entender "porqué le dejaron sufrir".

"Saturar al 40% es como si te meten la cabeza en un cubo de agua y no te dejan sacarla en 4 o 5 minutos. Mi padre se estaba ahogando y estaba sufriendo gratuitamente", infiere su hijo, que espera que el proceso judicial sirva para aclarar si alguien dio la orden de desatender hasta la muerte a los ancianos de una de las mayores residencias de España.

Decenas de incumplimientos, malos tratos y desatención a los usuarios

La investigación de Mossos y Fiscalía por la muerte de casi un centenar de ancianos ha hecho aflorar decenas de incumplimientos, malos tratos y desatención a los usuarios ya antes de la pandemia.

"A posteriori, me he enterado de que mi padre un día se cayó, porque tenía problemas de movilidad", relata Berrocal; "en lugar de llamarme y decirme que se había caído y explicarme como estaba o qué había que hacer, lo ataron a una silla, no sabemos cuantos días, para que no se cayera más".

 
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