“El Correíllo La Palma; valiente en la mar"
Cada semana, en Hoy por Hoy Tenerife, Miguel Ángel Clavijo bucea junto a Juan Carlos Castañeda en los anales de la historia del Archipiélago en 'Crónicas canarias'
CRÓNICAS CANARIAS 8 ABRIL
28:16
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Crónicas Canarias se hace a la mar este viernes previo al descanso correpondiente a la Semana Santa. Junto a Juan Carlos Castañeda y Miguel Ángel Clavijo navega hoy las ondas de Hoy por Hoy Tenerife Juan Pedro Morales, actual alma de la Fundación Correíllo La Palma. Marinero desde 1980, se licenció en Náutica cinco años más tarde y hoy en día es un capitán de la Marina Mercante empeñado en que la mítica embarcación vuelva a navegar por el mar del Archipiélago.
"La Fundación ha recogido la inquietud que ya existía desde la Asociación de Capitanes y la Asociación Pro Restauración y Conservación del Correíllo La Palma y ese espíritu de lucha para preservar un barco que consideramos desde el inicio una reliquia del patrimonio y la historia marítima de Canarias", explica Morales. En ese sentido, apunta la singularidad de este empeño, ya que ni en las Islas ni en el resto de España existe la tradición de restaurar barcos con objeto de que incluso puedan visitarse, como sí es habitual en otros países europeos. En su opinión, la historia del Correíllo es algo más que la historia marítima de Canarias, sino más bien una crónica política, social y económica de las Islas. "En la época en que los correíllos llegaron a Canarias todo pasaba por ellos, también en lo comercial y en lo cultural", asevera.
De esta manera, desgranan en este espacio diferentes aspectos del pasado de este singular buque. Entre ellos, el hecho de que no existían puertos como tales, sino fondeaderos, a los que se llegaba en barcas caleteras que había que coger para abordar los naves. Una anécdora relacionada con ellas es que Alfonso XIII estuvo a punto de ahogarse en uno de esos trayectos en el año 1906.
Supusieron un gran salto en la calidad de vida de los canarios, ya que hasta entonces los desplazamientos entre islas se hacían en veleros, cuyas rutas eran bastante irregulares. Por ejemplo, la investigadora británica Olivia Stone, en el libro Tenerife y sus seis satélites, relata que cuando quiso visitar El Hierro (en cuyo suelo, por cierto, fue la primera británica en poner los pies) la gente de la zona cercana a Guía de Isora le indicó que tendría que encender una fogata en un determinado punto para que el velero que iba y venía de El Hierro supiera que había pasaje que quería desplazarse a la Isla desde Tenerife.