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Punto de Fuga
Internacional

El recuerdo vivo de Gernika en el pueblo ucraniano

El alcalde de Gernika cuenta historias de los supervivientes del bombardeo nazi de 1937 que recuerdan a las de los refugiados ucranianos que ha acogido la ciudad vasca

Mari Carmen, superviviente de Gernika

En el mismo momento en que el presidente ucraniano Volodímir Zelensky se refería al bombardeo de Gernika (1937) en su discurso por videoconferencia en el Congreso de los Diputados, un autobús con 45 refugiados ucranianos llegaba a la ciudad vasca procedentes en su mayoría de Mariupol.

El bombardeo sobre Gernika de los aviones de Adolf Hitler en apoyo a las fuerzas nacionalistas de Francisco Franco dejó 1.600 muertos y cientos de heridos. La ciudad quedó totalmente destruida y desde entonces “su mayor patrimonio es la memoria histórica”, dice su alcalde de la ciudad, José María Gorroño (Eusko Abertzaleak).

“Mi madre tenía 11 años, se exilió a Francia con su madre y sus hermanas y ahora en Gernika hemos recibido a refugiados ucranianos y la verdad es que nos llega al corazón”, asegura. El alcalde recibió a esos refugiados ucranianos a su llegada “desorientados” tras el largo viaje y recuerda emocionarse con los recuerdos de su propia familia y la gente de Gernika.

Gorroño insiste en que “el mundo debe tener una responsabilidad ética con la vida” y “lo más importante que tiene una sociedad son las personas que componen esa sociedad”. “¿Para qué queremos más territorio, más cosas materiales, si están muriendo personas?”, se pregunta.

Estos días en Gernika se cuentan historias de la guerra, muchas similares a la realidad que se vive ahora en Ucrania 85 años después. El alcalde recuerda la de una mujer que salió de casa a los seis años con las llaves en el bolsillo. Volvió por la noche tras el bombardeo y cuenta que la ciudad olía a carne quemada. Cuando llegó con sus llaves a casa encontró que ya no tenía casa.

Las imágenes de Ucrania que vemos hoy “son un calco” de aquella guerra, dice Gorroño. “Yo creía que la maldad había desaparecido, pero sigue existiendo”, lamenta.

El alcalde de Gernika remarca el papel que la labor periodística tuvo en 1937 frente a la propaganda de quien ordenó el bombardeo, que lo negaba y decía que era obra de los separatistas vascos. “Ha sido una mentira que ha habido en este mundo y en esta sociedad durante más de cuarenta años”. Las mismas mentiras que se están difundiendo en la guerra de Ucrania, subraya.