Desayunando con Teresa Gimpera, la modelo que rompió moldes
Nos recibe la actriz, modelo y empresaria en su apartamento asistido en Barcelona. Repasamos su vida que rompió con los moldes que el franquismo marcaba para una mujer joven, casada y con hijos.
Desayunando con...Teresa Gimpera, la modelo que rompió moldes
Barcelona
Nos recibe Teresa Gimpera en su apartamento de la residencia Las Arcadias, en la parte alta de Barcelona. Es, como nos cuenta luego entre risas e ironías, una "residencia de ancianos vip". El apartamento está decorado con sus cosas, y recuerdos. Fotos colgadas en las paredes de sus trabajos como modelo, pero también de su vida familiar. Está Craig Hill, su gran amor y compañero durante 50 años de su vida. Craig fue un actor norteamericano, que se instaló en Barcelona y ya no se movió de al lado de Teresa. Están sus hijos, y sus nietos, biznietos que le hacen dibujos dedicados. Todo muy de abuelita. Pero Teresa es de romper moldes y no se ajusta, para nada, a esa imagen típica.
Nos recibe en bata, protestando y haciendo broma por las horas de la entrevista. Tiene preparada una bandeja de desayuno con zumo de naranja, mandarinas y tortitas de arroz. Pero ella nos confiesa que desayuna cada día un plátano y un yogur, cosa que me apunto viendo su longevidad, energía y belleza. Porque Teresa tiene la edad que tiene, va en bata y dice que se acaba de levantar, pero es una señora guapa. Y lo que la hace más guapa es la chispa y la mirada pícara que no para de bromear. Nos cuenta que fue modelo por casualidad, cuando esa profesión tenía muy mala fama. Ella ya estaba casada y tenía 3 hijos, quizás por eso caía bien a las señoras bien que iban a verla desfilar en el atelier de Pertegaz. El prestigioso modisto siempre le pedía que "escondiese lo sexy" porque "tengo el hueso grande y curvas" nos confiesa. Teresa fue la imagen y la musa de toda una época liberadora dentro de la vida gris y reprimida del franquismo. Se sintió libre, pero también lo pasó mal por esa postura contracorriente. En los 60 se separó de su primer marido y, por si alguien no se hace a la idea de lo que era eso en esa época, nos recuerda que la mujer podía ir a la cárcel por adúltera. Ella ya había conocido a Craig, en el 66, y ya no se separaron. Nos ha contado que la llamó Hitchcock para hacer un casting en Hollywood, que pensó en ella para hacer de portorriqueña. Claro, siendo rubia, alta, delgada... No era su papel ideal. Gimpera también recuerda momentos oscuros de su vida como la muerte de su hijo pequeño, Joan, a los 28 años. Su hijo, como tantos jóvenes en esa época, fue víctima de la heroína. Ella y su ex-marido acordaron publicar una esquela en La Vanguardia diciendo que Joan había muerto de SIDA. En 1989 cuando esta enfermedad era un estigma, una doble condena, fue un gesto valiente que ponía sobre la mesa la tragedia que estaban viviendo muchas familias.
Teresa Gimpera nos dice que odia la frase que ahora más le dicen "quien tuvo retuvo", dice que está ancianita y que no pasa nada. Que se siente bien consigo misma. Y, antes de irme de su casa, recuerdo que en catalán vejez y belleza tan solo tienen una letra de diferencia, pero fonéticamente suenan igual "Vellesa" y "Bellesa". Y eso encaja perfectamente con la imagen que me llevo de ella.
Lourdes Lancho
Subdirectora A Vivir Que Son Dos Días, antes...Subdirectora A Vivir Que Son Dos Días, antes en Hora 25 con Àngels Barceló. Guionista, redactora, presentadora de radio y televisión. Antes en TV3 y Onda Cero.