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Le Pen pide el voto a todos los que no han apoyado a Macron y promete "poner en orden Francia en cinco años"

"El próximo día 24 se juegan dos visiones de la sociedad, la de la división y el desorden o la de la unión de los franceses en la justicia social y la protección", ha dicho

Marine Le Pen, en su discurso tras los primeros resultados. / IAN LANGSDON (EFE)

Marine Le Pen, en su discurso tras los primeros resultados.

Madrid

La candidata presidencial del partido ultraderechista Agrupación Nacional (AN), Marine Le Pen, que este domingo se clasificará para la segunda vuelta de las presidenciales galas frente al liberal Emmanuel Macron, ha pedido el voto a todos aquellos que no han apoyado al candidato a la reelección en la primera ronda. "Todos los que hoy no votaron por Emmanuel Macron están destinados a sumarse a esta Agrupación", ha destacado. De igual modo, la ha prometido "poner en orden Francia en cinco años" en su primera intervención tras la primera vuelta de las elecciones. "De su voto dependerán las decisiones políticas del próximo quinquenio, pero en realidad comprometerán a Francia durante los próximos 50 años. Pondré Francia en orden en 5 años", ha afirmado Le Pen en su discurso de agradecimiento.

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"El próximo día 24 se juegan dos visiones de la sociedad, la de la división y el desorden o la de la unión de los franceses en la justicia social y la protección. Todos los que no han votado a Macron están invitados a sumarse a esta unificación", ha dicho Le Pen, que ha conseguido el 23% de los sufragios, según las estimaciones.

Según esas proyecciones, la candidata de la extrema derecha mejoró los resultados de hace cinco años, cuando consiguió el 21,3% de los sufragios.

Le Pen, a quien los sondeos dan muy cerca de la victoria en la segunda vuelta, ha asegurado que asume "la responsabilidad de levantar el país" y se puso "al servicio de todos los franceses" para defender su visión del país, basada en la tradición, la lucha contra la inmigración y la seguridad. "Veo la esperanza de las fuerzas que quieren levantar el país", dijo Le Pen, que considera que Francia se divide entre "dos visiones diferentes de la sociedad" y que lo que elijan los franceses "no marcará solo los cinco años siguientes, sino los próximos cincuenta".

De igual modo, ha repetido algunos de los puntos esenciales de su programa, como la introducción de la iniciativa popular para celebrar referendos o "un sistema sanitario accesible a todos y una vivienda decente". "Quiero crear un Estado protector que garantice la libertad de todos. Mi ambición es unir a los franceses, convertir a Francia en una potencia de paz, un país que vuelva a tener grandeza", afirmó, aclamada por sus partidarios que gritaban "Marine presidenta".

Le Pen ha recibido ya el apoyo del otro candidato de extrema derecha, Éric Zemmour. "Pido a los electores votar a Marine Le Pen", ha proclamado Zemmour en su intervención tras la jornada electoral.

Le Pen consigue llegar a la segunda vuelta por segunda vez consecutiva

Marine Le Pen ha sorteado toda clase de obstáculos y ha logrado, por segunda vez consecutiva, pasar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas como la abanderada de los ciudadanos que no llegan a fin de mes.

Le Pen (Neuilly-sur-Seine, 1968) se puede dar por satisfecha porque prácticamente ya ha conseguido desvincular su apellido del legado de su padre, Jean-Marie, un furibundo político antiinmigración y fundador del Frente Nacional (FN) que dio la campanada en 2002 cuando se clasificó para la segunda vuelta. Marine lleva una década buscando suavizar de forma progresiva la imagen de su partido.

Cambió el nombre de su partido, del Frente Nacional a Agrupación Nacional; abdicó de su proyecto de abandonar el euro tras abultada la derrota ante Emmanuel Macron en 2017 y se dedicó a hablar de las estrecheces económicas de los franceses de a pie, antes que de los extranjeros. Una apuesta con resultados.

Control del precio de la energía, aumento de los salarios, reducir los impuestos de las pymes. Le Pen ha hecho suyas estas causas, alargando su popularidad, más allá de sus bastiones electorales en el noreste y el sureste del país. Con respecto a su histórica seña de identidad, la inmigración, mantiene su radicalidad con la restricción de subsidios a los extranjeros como el del desempleo, además de la prohibición del velo islámico.

"No temo a las traiciones"

Le Pen ha sorteado varias trabas en los últimos meses. Las dificultades económicas de su partido -tiene que reembolsar un alto préstamo en un banco ruso que ahora pasó a manos de uno húngaro- se unieron a la división del campo ultraderechista con la irrupción del tertuliano Éric Zemmour, quien atrajo a importantes figuras del entorno de Le Pen, entre ellas su sobrina, Marion Marechal, nieta de Jean-Marie Le Pen y diputada del Frente Nacional entre 2012-2017.

"Siempre que me he caído, me he levantado (...) No temo ni emboscadas ni traiciones", resumía Le Pen en un acto de campaña.

Otro obstáculo superado fue la guerra de Ucrania. Mientras Zemmour se hundía en los sondeos por sus antiguas declaraciones admirativas hacia Putin, ella resistió bien, a pesar de que muchos recordasen la foto en la que el presidente ruso la recibía, sonriente, en el Kremlin antes de los comicios de 2017. Para desligarse de la imagen de complacencia con el mandatario ruso, Le Pen respaldó que Francia abriese los brazos a todos lo ucranianos que huían de su país.

 
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