La bandera de la vergüenza ajena frente a lo hortera

Buenos días, Sastre, buenos días todos... excepto a los que se indignan porque Luis Medina y Alberto Luceño se hayan gastado seis millones en coches de lujo, relojes y yates. Yo, de verdad, no sé en qué esperaba la gente que se iban a gastar el dinero dos comisionistas españoles. Para mí, la noticia hubiera sido que nos robaran para renovar las cortinas o cambiar la bañera por un plato de ducha.

Estoy totalmente a favor de que los corruptos se comporten como villanos de tebeo y, al menos, nos lo pongan fácil a la hora de indignarnos. Luis Medina y Alberto Luceño han sido tan buenos patriotas españoles que, en cuanto han podido, se han gastado el dinero en coches italianos, ingleses, alemanes y austriacos. Es verdad que se podían haber comprado un Seat Leon, pero ellos son comisionistas, no una familia de Burgos a la que le ha tocado la Primitiva. Luis y Alberto apuestan por los productos de primera calidad... siempre y cuando no los vendan ellos.

En estos momentos de tanta polarización en los que nadie es capaz de poner de acuerdo a todos los españoles, han surgido de la nada estas dos personas capaces de reunirnos a todos bajo una misma bandera. La bandera de la vergüenza ajena frente a lo hortera. Las alegrías unen, pero la dentera compartida es una comunión inquebrantable. Lo de Luis Medina y Alberto Luceño es el gol de Iniesta del repelús. Y para unirnos con tanta fuerza, no nos servía con dos corruptos de los de toda la vida. Necesitábamos a dos pillos de su nivel. Cuánto de corruptos tendrán que ser Luis Medina y Alberto Luceño para que hasta un banco se haya asustado.