El abogado de las víctimas de Cabezudo asegura que el objetivo del fotógrafo era "abusar sexualmente" de las modelos
El letrado Mario Díez destaca que firmar un contrato con Kote Cabezudo suponía "vender el alma al diablo"
Audiencia Provincial de Gipuzkoa donde se celebra el juicio contra el fotógrafo Kote Cabezudo / Cadena SER
San Sebastián
Mario Díez, abogado de 14 de las 17 víctimas de Kote Cabezudo, ha asegurado este martes que el "objetivo" de este fotógrafo donostiarra "no era hacer fotos" a sus modelos sino "abusar sexualmente" de unas chicas que cuando firmaban un contrato con él "vendían su alma al diablo". "Hemos escuchado a modelos que decían que tenían que ir dos veces por semana al estudio de Cabezudo. ¿Qué objetivo tiene hacer fotos a una cría cada tres días? Los vídeos de abuso sexual. Porque el objetivo no era hacer fotos, el objetivo era abusar sexualmente de las chicas", ha asegurado Díez.
El letrado ha hecho esta afirmación durante su informe final ante el tribunal de la Sección Primera que enjuicia este asunto, en el que la Fiscalía pide más de 250 años de cárcel para este fotógrafo por distintos delitos de índole sexual, elaboración de pornografía infantil y estafa, solicitud que la acusación particular eleva hasta los 2.627 años de prisión. Tras el alegato final pronunciado ayer por el fiscal, en la sesión de hoy Mario Díez ha mantenido que "la historia de este caso no es la de un fotógrafo que aprovechó su posición para tener más o menos contactos sexuales con modelos que le veían como una oportunidad para crecer en sus carreras".
"La historia de este caso -ha concretado- es la de un dentista (primera profesión de Cabezudo) que se sirve de la fotografía como vehículo para el abuso sexual" y que para eso "construye un sistema que le proporciona impunidad durante tres décadas, de tal manera que el abuso sexual no sea denunciado y que la producción de pornografía infantil, que es otro de sus objetivos, quede también en la impunidad".
"Ésta no es la historia de un tipo al que se la va la cabeza un día con una niña de la que se vuelve loco o se encapricha. No es la historia de un hecho aislado. Esta es una historia de un proceder criminal que ha estado perfectamente trabajado para proporcionarse la impunidad", ha insistido el letrado, quien ha recordado que llegar hasta este juicio "ha sido un camino en el que durante mucho tiempo las víctimas no veían luz al final del túnel". En otro momento de su intervención, el abogado de las víctimas ha opinado que Cabezudo se sirvió para su actuación de su "apariencia de profesionalidad y prestigio" como fotógrafo de una agencia "referente" en San Sebastián y descubridor de "grandes figuras" que han triunfado en el mundo de la moda.
Un contexto en el que, cuando las jóvenes que querían ser como estas personalidades llegaban a su estudio se les facilitaba un contrato que era "como vender su alma al diablo", porque "no superaría" el más mínimo indicio de legalidad, ya que no se les "informaba" suficientemente de su contenido y ni siquiera se les facilitaba "copia". "Se les planteaba un contrato de adhesión sin negociación de las cláusulas" -ha recalcado el abogado- para seguidamente comenzar con unas sesiones de captación de imágenes cada vez "más sexualizadas" y "comprometedoras" para las chicas, hasta colocarlas en "una situación de vulnerabilidad" en la que dejaban de "ser libres" porque se veían obligadas a "volver" a sus sesiones pues, con el material que Cabezudo ya había tomado de ellas, les podía "reventar la vida".
"Todo este material" y la posibilidad de que fuera difundido sin su consentimiento "operó como una espada de Damocles sobre las cabezas de las modelos" que tenían "miedo", vivían "aterrorizadas" y en una "sensación de soledad", ha descrito el abogado. Según la versión de la acusación particular, en el momento en el que llegó internet, Cabezudo vio además "una línea de comercialización" de los "abusos" que presuntamente había "perpetrado" con estas mujeres y de la "pornografía" que producía, una situación ante la que las víctimas ya no les quedó otra opción que denunciar lo ocurrido porque "lo que pretendían evitar", que era la difusión de sus imágenes, "ya había ocurrido". Algo que no habían hecho hasta entonces por la sensación de que Cabezudo estaba "blindado" por el contrato que les había hecho firmar y por la "estructura" que tenía el fotógrafo, ante la que pensaban que nadie las iba a "creer", ha dicho Díez.
"Lo que ha ocurrido aquí no es a suma individual de lo que les ha sucedido a cada una de ellas, sino que estamos en un procedimiento en el que ha habido un patrón de comportamiento que ha posibilitado la impunidad del acusado durante décadas y que probablemente si cada una de las víctimas se hubiera tenido que enfrentar en solitario a un procedimiento judicial las cosas hubieran resultado mucho más complicadas", ha concluido el letrado.
Está previsto que la vista oral llegue este miércoles a su jornada final con el informe de la defensa y el ofrecimiento al acusado de su derecho a ejercer la última palabra, tras lo que el juicio, cuyas sesiones arrancaron el pasado 7 de marzo, quedará visto para sentencia. No obstante, concluido este trámite, tendrá lugar una vistilla sobre la condición de prisión provisional en la que se encuentra el acusado, que está próximo a cumplir los cuatro años que constituyen el tope máximo para mantenerse en esta situación.