El Arzobispado contabiliza una veintena de pisos que ofrecen particulares para acoger a refugiados
El Arzobispado está buscando espacios con dimensiones grandes también para la acogida
Algunos de los 51 ucranianos procedentes de Bucha que han llegado en autobús esta semana a España. / Raquel Manzanares (EFE)
Sevilla
La Delegación Diocesana de Migraciones del Arzobispado de Sevilla ha contabilizado una veintena de viviendas que ofrecen particulares sevillanos para poder acoger a desplazados ucranianos con motivo de la invasión del país por las tropas rusas. Además de estos inmuebles -en propiedad o que estarían dispuestos los particulares a sufragar los costes de un alquiler-, el Arzobispado está ya "moviéndose" para intentar atender la petición que le ha traslado la Comisión Española de Ayuda Al Refugiado (CEAR) - en Sevilla de ofrecer "espacios grandes" con los que poder dar cobertura a la primera fase de acogida de los refugiados que llegan a España.
Así lo confirma el responsable de esta Delegación Diocesana, Salvador Diánez, en declaraciones a Europa Press, aclarando que la ayuda de la Iglesia se articulará una vez CEAR -organismo designado por el Gobierno para la acogida de los refugiados- active la segunda fase de dicha acogida. A fecha 13 de abril, el CEAR de Sevilla ha atendido a 730 ucranianos y acogido a 310. Estos últimos están ocupando o plazas propias de la Comisión o bien se encuentran en hoteles, residencias o establecimientos similares, aclaran fuentes del CEAR.
Salvador Diánez explica que ya se han descartado varios de esos inmuebles ofrecidos por particulares al estar solo disponibles por un espacio limitado de tiempo. De hecho, estaban disponibles para un plazo de dos a tres meses, cuando los desplazamientos forzosos de los ucranianos pueden alargarse por un tiempo indefinido. En cuanto a la necesidad de espacios grandes que les ha trasladado CEAR, Diánez reconoce que, por el momento, "no hemos encontrado nada". "Las casas de acogida de las que disponemos son pequeñas" para la demanda de la Comisión.
Lo que sí recuerda el delegado diocesano de Migraciones es que "las guerras son iguales en todos lados", poniendo el acento en que hay refugiados de otros conflictos bélicos que llevan en Sevilla cinco años esperando a que se regularice su situación. "No puede haber refugiados de primera y segunda", señala. "Hay que abrir los ojos y el corazón porque las guerras son horribles en todos los sitios", apostilla.
