Las redes sociales han democratizado el acceso a información como la geográfica o de aquellos enclaves con un encanto especial, pero con la globalización algunos se han convertido en verdaderos puntos turísticos en los que es casi imposible disfrutar sin cientos de personas fotografiando o deambulando por el lugar. De hecho, visitar este tipo de lugares, países o regiones y fotografiarlas, es un trabajo remunerado no solo para profesionales de la fotografía sino para creadores de contenido y personajes influyentes. El dilema se presenta cuando un lugar sufre una exposición sobredimensionada que no habría adquirido de no haberse compartido su ubicación exacta con la audiencia, que en muchos casos llega a miles de personas atraídas por el reclamo que hace aquella persona a la que siguen y en quien confían. ¿Existe un límite a la hora de compartir la localización exacta de nuestros lugares especiales? Y si existe, ¿dónde está? Es una reflexión que ha hecho recientemente en redes sociales el fotógrafo Juan Méndez, cuyas fotografías en entornos naturales de Lanzarote han llegado en varias ocasiones hasta las páginas de National Geographic España. Preguntado por reiteradamente por sus seguidores acerca de las localizaciones exactas donde acudir a por una instantánea lo más parecida posible, el fotógrafo ha hecho un vídeo en el que invita a los curiosos a caminar y conocer la isla y los lugares que esconde en primera persona, y en ocasiones, sin un rumbo fijo.