Elena, ucraniana residente en Aragón: "He podido hablar con mi hijo, están bombardeando Kiev; es un sinvivir"
La comunidad ucraniana residente en la comunidad autónoma se siente impotente tras casi dos meses desde que comenzó la invasión rusa
En el metro de Járkov aún quedan centenares de personas que acuden cada noche a dormir. Durante el día muchos hacen la cama y recogen su pequeño dormitorio sin paredes en el que se refugian de los proyectiles que cada día caen en esta ciudad del este de Ucrania, a solo 40 kilómetros de la frontera rusa / Manuel Bruque (EFE)
Zaragoza
Siguen escondidos en sótanos y con bombardeos continuos, "es un sinvivir". Son las palabras de Elena Zaplachynska, ucraniana que lleva 22 años en Aragón y que narra la historia que cada día viven su hijo y su nuera en los alrededores de Kiev, de donde no han podido moverse desde la invasión de Rusia en Ucrania, hace casi dos meses.
La situación, dice, cada vez va a peor. "Esta mañana hemos podido hablar con mi hijo, solo 4 minutos, y me ha dicho que estaban escondidos en un sótano porque estaban bombardeando; es un sinvivir". A medida que pasan los días, dice se vuelve más insostenible.
En Jersón, "con una bolsita de lo que sea" de comida
En la zona de Jersón, en el sur de Ucrania, a las orillas del mar Negro y junto al río Dniéper, las cosas no están mejor. "Cada vez resulta más difícil comprar comida y medicamentos, y casi no tienen internet", explica Elena. Allí, "la cosa está bastante mal, los rusos no se cumplen los corredores humanitarios y tampoco puedes mandar nada, por mucho que nos gustaría".
Continúa Elena contando que "mi nuera tiene una hermana de 15 años que está escondida en un sótano porque como son como animales, la chica tiene que estar escondida".
La comida la reciben a diario gracias a la ayuda humanitaria, "sobre todo, de otros países, con una bolsita de lo que sea". Las tiendas no pueden abrir.
Elena se siente impotente ante todo lo que le cuenta su hijo, sobre todo por la diferencia con la vida que ellos tienen aquí, en España.