Feijóo no quiere fotos con Vox

Barcelona

Feijóo no quiere fotos con Vox. Al menos de momento. El nuevo líder del PP no asistió el lunes pasado a la investidura de su hombre en Castilla y León, Fernández Mañueco, para no tropezarse con los dirigentes de la ultraderecha. Y mañana tampoco irá a Valladolid, a su toma de posesión. Se puede alabar el gusto icónico del aún presidente gallego, por supuesto. Y también criticar su oportunismo político. Porque al fin y al cabo, él mismo ha bendecido la alianza, en Castilla, del partido que dirige con el de Abascal. Vamos, no solo alianza parlamentaria, que es como un noviazgo, sino coalición gubernamental en toda regla, que supone, si no matrimonio eclesiástico, al menos estatuto de pareja de hecho.

Lo más lamentable es el doble lenguaje del partido conservador. Aplaudió la victoria del centrista Emmanuel Macron en la primera vuelta de las presidenciales francesas, como si fuera cosa propia. Pero se olvidó de que su verdadera homóloga, la candidata de la derecha convencional Valérie Pécresse, llamó a sus electores, al minuto de proclamarse los resultados, a votar en la segunda vuelta contra la ultra Marine Le Pen, la socia de Abascal en Francia. Y aquí se alía con los lepenistas locales. ¿Somos lo que decimos o somos lo que de verdad hacemos?

Cuidado con intentar enmascarar lo que se hace. El 11 de febrero de 2019 en la famosa manifestación de las derechas en la plaza Colón de Madrid, Pablo Casado y Albert Rivera procuraron evitar o minimizar las imágenes rozándose con Abascal. Y ahora no cotizan ni siquiera en blanco y negro.

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